martes, 4 de septiembre de 2018

NUESTRA SEÑORA DEL PILAR

1. NUESTRA SEÑORA DEL PILAR 


Cristo eligió a los doce conocidos por la historia corno apóstoles. Entre ellos Jacobo, conocido como Santiago el Mayor. 

Como en algunos textos este nombre no aparece Santiago, sino Jacobo, para los amigos de las curiosidades lingüísticas será de mucha utilidad una somera explicación de la evolución de este nombre. Sin lugar a dudas, el nombre latino era Iacobus; el nombre corto: Iaco o Yaco; (todos conocemos la correspondencia entre la “i” latina y la griega); el nombre “Yaco”, lo conocemos bastante como Yago (recuérdese el personaje en Macbeth, la obra de Shakespeare). Al anteponerle la apócope del adjetivo “santo”, al nombre Yaco, resulta Sant Yaco; ambas palabras se aglutinan y así resulta «Santiaco»; luego se sonoriza la «C», es decir, el sonido [k] se convierte en su respectivo homorgánico [g], de donde resulta el sustantivo propio «SANTIAGO». . 

En virtud de lo anterior, cuando algún lector quiera informes acerca de la historia del apóstol, o del desenvolvimiento de la Iglesia en España, seguramente encontrará el nombre Jacobo en lugar de Santiago.


El Apóstol Santiago en España 

Del viaje de Santiago a España no informa la Sagrada Miblia Este hecho lo defiende la tradición, según documentos ck-1 siglo XIII, conservados en la Catedral de Zaragoza. 

De acuerdo con la creencia, en época posterior a la Ascensión (40 A.D), los apóstoles se desplazaban por todo el orlv piun inundarlo con las enseñanzas del Rabí de Galilea. Asi. con lu bendición de la Santísima Virgen, Santiago el Mayor lleyó a la peninsula para desligarla del paganismo. Desde el siglo VIII, domina en el pueblo hispano la creencia, de que fue el primero en prcdicarel Evangelio en estas tierras. 

Según la tradición, Santiago llegó a Aragón, donde está la ciudad de Zaragoza, a la ribera del Ebro, el río más caudaloso de España. Allí predicó el apóstol durante muchos días y, entre sus convertidos, eligió ocho discípulos con los cuales trataba sobre el Reino de Dios. 

Aparición de la Virgen María. 

Según la leyenda, una noche, Santiago se hallaba apesadumbra­do por el escaso resultado de su trabajo evangelizador de ese día. De pronto, a oídos de él y de sus discípulos compañeros de apostolado, llegaron preciosas voces angelicales, en impecable línea melódica el “Ave María, gratia plena”. Y, al momento, sobre un pilar de mármol, con actitud consoladora, frente a ellos, estaba la Santa Virgen María, que aún vivía en carne mortal. Ella le pidió al Apóstol que construyera allí una iglesia con altar en tomo al pilar donde estaba ella de pie. 

El Apóstol y sus ocho discípulos, testigos del prodigio, iniciaron las obras y contaron con la colaboración de los conversos. Antes de terminar la construcción, Santiago confirió la orden del presbiterado a uno de sus discípulos, consagró el templo y le dio el título de Santa María del Pilar. 

Santiago regresó a Jerusalén, y allí, por villana orden de I lerodes Agripa, fue degollado. El libro de los Hechos de los Apóstoles refiere este martirio, pero nada dice en relación con el cuerpo muerto; mas, la tradición cuenta que algunos de sus <Ir.(íptilos, lomando las precauciones del caso, se apoderaron «1*1 cadáver y sin ser vistos, se lo llevaron, lo embarcaron en una litis i■ \ loj'jiron i Dios que los condujera a donde Él señalase <. 11.. 111) , n apropiado para la sepultura de los restos del 

Apóstol. La barca, conducida por el Angel del Señor, navegan­do, navegando se acercó a las costas de Galicia, región de España. Para la historia es demasiado claro que, al finalizar el siglo IX, ya está sembrada la creencia de que los restos del Apóstol yacen en este país. 

Volvamos a la Iglesia por el Apóstol Santiago consagrada a Santa María del Pilar. Este templo, a través de los años, ha sido reformado; ahora, es de estilo gótico, y se le han añadido diversas capillas, cúpulas y torres, pero conserva siempre la norma del “Cabildo del Pilar” de no mover jamás de su sitio la sagrada columna, como su más preciosa reliquia, en la que se asienta la imagen de la Virgen. Hoy es la gran Basílica del pueblo español, la más extraordinaria que tiene España como prueba de una antiquísima y profunda devoción por la Santísima Virgen María. 

Es realmente asombrosa la devoción del pueblo español a la Virgen del Pilar; tanto, que la Santa Sede la acepta como una “antigua y piadosa creencia” arraigada en el pueblo católico de este país; esta basílica es diariamente visitada por millares de personas. El Papa Juan Pablo II, en 1984, al hacer escala en su viaje a Santo Domingo para iniciar la conmemoración del descubrimiento de América, reconoció a la Virgen del Pilar como “Patrona de la Hispanidad”. 

María, Madre del Redentor, ha sido reconocida en todo el orbe como la mayor intercesora ante el Poder Divino. Muchos volúmenes se llenarían si fuéramos a hablar de los resultados de sus intercesiones. Pero no sobra mencionar uno de los más comentados atribuidos a Nuestra Señora del Pilar. Se trata del “Gran milagro del Cojo de Calanda” (1640) “Cuentan de un hombre a quien le amputaron una pierna. Un día años más tarde, mientras soñaba que visitaba Ia basílica de la Virgen del Pilar, la pierna volvió a su sitio. Era la misma pierna que había perdido. Miles de personas fueron testigos y en la pared derecha de la basílica hay un cuadro recordando este milagro 

E1 Papa Clemente XII señaló la fecha del 12 de octubre para la festividad particular de la Virgen del Pilar, pero ya desde siglos antes, en todas las iglesias de España y entre los pueblos sujetos al rey católico, se celebraba la dicha de haber tenido a la Madre de Dios en su región, cuando todavía vivía en carne mortal. 

Del “Pilar” o columna, debe quedamos un bello símbolo: es “/a solidez del edificio-iglesia con la solidez de la columna- confianza en la protección de María”. 

Liturgia Eucarística dei Pilar: 

Los textos utilizados son: en la primera lectura, 1 Crónicas 15, donde se recuerda a la Virgen simbolizada por el arca de la alianza, la presencia de Dios en medio de su pueblo, a través de María, lo cual es gozo para la Iglesia. La segunda lectura (He 1, 12-14) y el evangelio (Le. 11,272-28) nos hablan también de la presencia de la Virgen en la iglesia y de las alabanzas que el pueblo le tributa. El prefacio celebra las maravillas que Dios ha realizado en María, "esperanza de los fíeles y gozo de todo nuestro pueblo". Durante la oración colecta se pide por intercesión de la Virgen "fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en el amor", así como en la oración de las ofrendas, donde se muestra el deseo de "permanecer firmes en la fe". 

Antífona de entrada: se piensa en la Virgen como "la columna que guiaba y sostenía día y noche al pueblo en el desierto", y en el salmo responsorial se recuerda "el Señor me ha coronado, sobre la columna me ha exaltado". 

En el aleluya: "afianzó mis pies sobre la roca y me puso en la boca una cántico nuevo". 

Domina en la liturgia la idea de la presencia de María en la Iglesia y de la firmeza que su intercesión y su devoción procura al pueblo de Dios. 

El día 12 de octubre de 1492, precisamente cuando las tres carabelas de Cristóbal Colón avistaban las desconocidas tierras de América, al otro lado del Atlántico, los devotos de la Virgen del Pilar cantaban alabanzas a la Madre de Dios en su santuario de Zaragoza, pues ese mismo día, conocido hoy como el Día de la Raza, era ya el día de la Virgen del Pilar.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario