lunes, 3 de septiembre de 2018

INTRODUCCIÓN

En una reunión casual, el padre Hernán Ramírez manifestó el interés por iniciar la historia de la jurisdicción de Nuestra Señora del Pilar.

-Hagamos la historia- propuso, así simplemente, sin más comentarios.

Bastante untado del espacio y un poco conocedor de las fuentes para el rescate de este pretérito próximo, no pude negarme a la iniciación de esta tarea; a fuego lento eché la idea a hervir en el caldero; brevemente revisé el disco duro de mi encéfalo y hallé los nombres de los oficiantes en el territorio de nuestra Parroquia; con casi todos, varios años atrás, hubo alguna relación, así hubiera sido fugaz, pero suficiente como para hurgar la memoria. Además, muchos de los vecinos de Villa Pilar son para mí caras conocidas; como vecino y feligrés de esta Parroquia durante varios años, recorrí calles y caminos, no sólo en mis desplazamientos habituales, sino también en mis jornadas deportivas. Muchas veces pasé por el estrecho camino de El Viejo Zacatín; también me tocó lamentar con profunda tristeza cuando la avalancha se llevó las casas de las familias desfavorecidas de “El Triunfo”. Aún recuerdo con nostalgia algunas de las víctimas.

Entonces concluyo: pisando esta tierra no me pierdo; voy por sendero sano; la gente es buena y el tema es maleable.

En consecuencia, aquí inicio mi resumen; va sin punto final, es decir, es sólo un epítome de la gran historia de esta Parroquia, pues, a pesar de los pocos años de existencia, ya ha sido, es y será obra de mucho valor espiritual y, por qué no afirmarlo, un templo de mucho valor para el arte de Manizales.

El trabajo aquí presentado queda abierto para el juicio de la comunidad y en el futuro próximo el complemento presentado por el devenir. Con estas líneas estoy declarando que, desde hoy, la Parroquia con su espacio y con su tiempo, es dueña de esta historia. En su representante o representantes deposito los derechos de autor.




Javier Sánchez Carmona


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