jueves, 13 de septiembre de 2018

5. PÁRROCOS Presbítero Antonio Nieto Arias

5. PÁRROCOS 

Presbítero Antonio Nieto Arias 




No fue complicado en el mes de julio de 2012 entrevistar al padre Nieto Arias en su residencia del Barrio San Joaquín de la Capital Antioqueña; casi coincidimos con su fecha de cumplea­ños, 14dejulio. Está pasando porsus81 años; nació en Aguadas en 1931. Hijo de Luis Eduardo y Ana Joaquina. Inició estudios de bachillerato en el Seminario Menor de Manizales; luego, en el Seminario Mayor, cursó Filosofía y Teología; en Medellín, de manos del Excelentísimo Buenaventura Jáuregui, Obispo Auxiliar de la capital antioqueña, recibió las órdenes del presbiterado, el 3 de noviembre de 1957. 

De su vida de seminarista, lo recuerdan sus compañeros como uno de “Los tres patriarcas”; los otros dos eran Antonio Orozco Candamil (también aguadeño) y José Jesús Henao; de agregarse uno más, nuestro vecino, el doctor Ramón Correa Jaramillo, hubiera completado el cuarteto. Conocerlos con este nombre y mirarlo hoy cuando empieza a notarse el peso de los calenda­rios, aprendemos el significado del porte patriarcal. 

En la pirámide social, ubicamos a su familia en la “media - media”, es decir, para ellos había épocas de “vacas gordas” y de “vacas flacas”, así como la Historia sagrada nos enseñó con la figura de “el Soñador José”, hijo del patriarca Jacob. 

Para Antonio Nieto. su vida de seminario fueron siete años de “vacas flacas”; su apretada economía no le alcanzaba para comprar sotanas nuevas; vestía las que le compraba a Juvenal Mejía; como él era robustico, Antonio debía repararlas con pinzas para acomodarlas a su talla. Cuando estrenó sotana por primera vez, se debió a un regalo de Monseñor Augusto Trujillo Arango, Obispo Auxiliar de Manizales, a quien le guarda eviterna gratitud. 

Al finalizar estudios, según libros contables, Nieto Arias quedó registrado en la lista de los deudores de pensión en el seminario. Principió a ejercer en La Dorada; allí ganaba $ 60,00 (sesenta pesos) y, con ese sueldo, logró cancelar la deuda acumulada durante tres años en época de “vacas flacas” en su vida de seminarista. 

Siendo niño lo sedujo la oratoria sagrada; su modelo fue el padre Rubén Mejía Ángel, párroco del Templo de La Inmaculada Concepción de Aguadas; con profunda devoción le escuchaba sus sermones y se fijó la meta de ser algún día tan buen predicador como él. 

Cuando la Parroquia de la Inmaculada de Aguadas celebró su centenario, fue Nieto Arias el invitado para predicar las fiestas, “con arzobispo a bordo” (Monseñor Pimiento) -con mucho humor nos cuenta el Padre Nieto- “fue para mí una gran satisfacción en mi vida; lo hice con mucho fervor y alegría, porque mi sueño en el campo de la oratoria sagrada se hizo realidad. El Padre Nieto Arias, con pecho de acero, subió a los pulpitos a predicar las fiestas patronales de las iglesias de casi todo el Departamento. Sin lugar a dudas, fue émulo de Mejía Ángel. 

Cuando era seminarista, en una de las calles céntricas de Medellín, conoció la sastrería de don Enrique Amaya, especia­lista en confección de ropa para religiosos; este señor le ofreció la oportunidad de ganarse “unos pesos”; le enseñó a tomar medidas y le proporcionó un muestrario de paños. Así, el seminarista Nieto vendía sotanas en Manizales y el sastre en mención le daba un porcentaje. Al ordenarse sacerdote, el primer nombramiento fue como coadjutor de una importante parroquia de uno de los municipios de Caldas; no obstante, significó para él un disgusto, pues el párroco, a quien iba a servirle, no lo recibió con el argumento de que “era muy metalizado”; todo porque antes, aprovechaba la oportunidad brindada por el sastre antioqueño confeccionista de paramentos religiosos. 

Entre otros cursos en su hoja de vida registrados, cuenta haber recibido, en Bogotá, uno de Teología con Joseph Ratzinger, el Pontífice Benedicto XVI. 

Una pausa para referirnos a tan encumbrado personaje: tres veces visitó a Colombia; quienes gozaron la fortuna de recibirle clases, lo recuerdan con lágrimas de alegría, pues nunca pensaron enriquecer sus biografías con una página en la que incluyeron este gran acontecimiento. 

Resultará larga esta interrupción, pero los amigos de la música también habrán anotado este pasaje de la vida de quien fue nuestro Pontífice hasta el 28 de febrero de 2013; en dos de sus viajes a Bogotá, pidió que lo acompañaran a El Rosal, pueblo cundinamarqués al occidente de Bogotá, en donde existe un monasterio de los padres Benedictinos; allí quedó fascinado por un instrumento hecho de guadua; en su segundo viaje a esa población, se sentó frente al órgano de 854 flautas, e interpretó varias obras musicales. 

Después de tan justa pausa, anotémosle a Nieto Arias, varios cursos de Pastoral Familiar y, en esta rama, ocupó el cargo de Vicario, en reemplazo del Obispo. Creó el programa radial El Pregonero Mariano (Radio Manizales) y lo dirigió por 16 años. 

Profesor en el Colegio de Nuestra Señora desde 1962 hasta 1984 (22 años); no sólo orientó la cátedra religiosa; fue también asesor espiritual. De la misma manera se desempeñó en el Seminario Menor; fue Capellán en San Pedro Claver; un gran colaborador en el trabajo del padre Sigifredo Ortiz, en la Parroquia de La Santísima Trinidad y Capellán en Villa Hermosa. 

En 1981 llego a ejercer los destinos de la Parroquia de Nuestra Señora del Pilar en donde dejo imborrables huellas para la historia de este sector y una magnifica hoja de vida . 

Con una comisión de fieles de la Parroquia, fueron a la Secretaría de Educación del Departamento, y allí consiguieron en préstamo el Aula Máxima del Colegio Mariano Ospina Pérez para la celebración de la Liturgia. En este recinto se llevó a cabo el primer matrimonio y el primer bautizo. 

Con su firma aparece asentada la primera partida de Bautismo, aquí reproducida con el permiso del doctor Ramón Correa Jaramillo: 

PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DEL PILAR Calle 10 No. 2 D 45 Villa pilar 

MANIZALES 

PARTIDA DE BAUTISMO 

EL SUSCRITO CERTIFICA QUE EN EL LIBRO 01 FOLIO 1 NÚMERO 1 

SE ENCUENTRA LA SIGUIENTE PARTIDA 

JULIANA CORREA MONTOYA 

En la Parroquia de Nuestra Señora del Pilar, a veintisiete de septiembre de mil novecientos ochenta y uno, el presbítero Antonio Nieto Arias, bautizó a Juliana Correa Montoya nacida el veinte de julio de mil novecientos ochenta y uno. Hija legítima de Inés Elena Montoya Moray Ramón Alfredo Correa Ospina. Abuelos paternos: Ramón Correa Jaramillo y Dolly Ospina de Correa. Abuelos maternos: Gabriel Montoya Ramírez e Inés Mora de Montoya. Padrinos: Ramón Correa. Jaramillo y Dolly Ospina de Correa. 


Expedida en Manizales, a doce de julio de dos mil doce. 

DOY FE, 

Pbro. Héctor Hernán Ramírez Ríos 

Administrador Parroquial 



El padre Nieto no contó con auxilios oficiales; fue realmente fiel a una tradición de nuestros pueblos: “Casi todos los templos de Colombia se hicieron a punta de empanadas” afirmó el doctor Alfredo Cardona Tobón en su columna del Papel Salmón de La Patria7. Así mismo, el párroco de Villa Pilar principió a organizar festivales para adquirir fondos e iniciar la construc­ción. No faltaron las “malas lenguas” que muy sutilmente sugirieron irregularidades en el manejo de la cuenta parroquial.' 

Era una parroquia sin paramentos sacerdotales; las primeras celebraciones litúrgicas se realizaron con vestiduras prestadas; desde esta época principiaron a conseguir armarios y ornamen­tos. Con dineros de los festivales, con el tiempo, lograron conseguir una carpa y equipo de sonido, pero como nunca faltan los amigos de lo ajeno, alzaron con estos implementos, así como antes lo habían hecho con nuestra primera campanilla. Siempre hubo motivos para que el pesimismo cundiera; por fortuna, entre los vecinos no faltaban las personas entregadas a la acción propuesta. ¿Cómo olvidar a la profesora Nubia Alzate, cuando dedicaba parte de su tiempo en las actividades programadas para echar adelante las acciones pro Templo? Al columnista arriba citado se le escapó la descripción de cuadros costumbristas como pudo haber sido el de doña Rosario Duque de Alzate armando empanadas y echándolas a la paila de aceite caliente, y luego el doctor Ramón Correa encargado de la distribución y venta de las mismas. Los lectores sabrán perdonar esta divagación o coletilla, pero no podemos pasar inadvertida una anécdota de uno de estos días de festival: los nietos y otros familiares de doña Rosario fueron a visitarla al sitio donde ella estaba laborando pro templo, pidieron chocolate con empanadas y fueron a salir del lugar cuando Rosarito los atajó: 

-Un momento, ¡muchachos! En la casa, el algo es gratis, pero aquí, estas empanadas son para el templo; así es que ustedes ¡pagan, o pagan! 

Volviendo con el padre Nieto, es posible que el comentario de “las malas lenguas” le hubiera causado algún disgusto; un día consignó el poco dinero de la Parroquia en el Banco Central Hipotecario y presentó la renuncia. Después de un tiempo, fue nombrado Capellán del Palacio Arzobispal. 

En Villa Pilar, cuenta Nieto Arias, algún día una viejecita muy agripada me dijo: -Padre, vengo a confesarme con usted a ver si se me cura esta gripa. -La confesé; no sé si se alivió; pero a mí, ¡casi no se me cura la peste contagiada por esa penitente! 

En el año 2002 se fue para Medellín, entre dos o tres años laboró en La Candelaria (Basílica Metropolitana); actualmente está en Belén Rosales, Parroquia Jesús de la Buena Esperanza. Primero fue víctima de la erisipela; en el 2012 estuvo muy limitado físicamente; a principios de ese año lo intervinieron quirúrgicamente y le afectaron las cuerdas vocales; a mediados del mes de agosto de ese mismo año, volvimos a visitarlo y lo notamos con su salud en “menguante”.

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