“LA MISA HA TERMINADO".. ,
Sus primeras palabras iban dirigidas al Dios que alegraba su juventud; y sus últimas invocaban la misericordia de Dios sobre la patria en peligro.
Pocos minutos antes, con sus propias manos, se había revestido para su última Misa que vendría a ser la de su muerte, de la cual sería él mismo su ofrenda y cuya Eucaristía fue la comunión gloriosa con el Cordero inmaculado rodeado por todos los santos. Ahora exánime, al pie del altar, vestido con sus propias manos para la muerte, silencioso y sereno, su cadáver como antes sus palabras, invocaba al Dios de su juventud, al Dios de la misericordia, el Señor que había ya juzgado su causa y que le había enviado desde lo alto Su luz y Su verdad.
concluida en la perfección del postrer sacrificio, ya no se prolongaria más la Misa Sacerdotal de Monseñor Alfonso de los Rios. Por otra parte, no era necesario: ella estaba completa en el ofertorio de su largo sacerdocio y en la inmolación y comunión de su vida, generosamente entregada "por la salvación del mundo". Además, la víctima estaba ya madura para la visión eterna: su límpido corazón, puro y sencillo, podía ya contemplar en el altar del cielo al Cristo de la tierra.
La Misa inconclusa fue terminada aquí abajo, por uno de sus más fieles amigos, hermano en su sacerdocio. Allá en la gloria, Monseñor De los Ríos cantaría al mismo tiempo las alabanzas eternas al Dios cuya inmolación hubo de comenzar sobre la tierra, para concluirla en una Misa eterna, la Misa esperada durante toda su vida, en la cual consumaba ahora su sacerdocio inmolado en la presencia del Señor.
Después de esta muerte hermosísima, insuperable para el hombre que lucha y el Sacerdote que ora, un corto poema- inconcluso- fue encontrado en su habitación de trabajo. Unas pocas estrofas apenas pergeñadas, donde la intuición de la muerte daba vuelo a la inspiración... Un poema que fue a su vez profecía de su misma muerte. Lo insertamos aquí como el postrer homenaje al amigo y al hermano en el Sacerdocio, cuya Misa ha terminado”.
"Y se marchó como la alondra herida al empuje sublime del deber.Una chispa de amor subió encendida... y fue abriendo las alas de la vida y sus perfumes nos dejó y se fue.La vi volar con movimiento suave por el lejano azul del firmamento: como se cierne en su plumón el ave,recorriendo el camino que ya sabe para llegar a Dios en su momento.Porque se fue con indecible calma, dejando el nido de polluelos lleno;Porque buscando del deber la palma pasó del espinal jardín terreno trocando espinas en rosal eterno...".
No hay comentarios.:
Publicar un comentario