En toda obra, necesariamente existe el mecenazgo; si no fuera así, la institución iría al fracaso. Así como el Apóstol Santiago contó con su equipo para iniciar la construcción del templo solicitado cuando sobre un pilar se le presentó la Santísima Virgen María, así en nuestra Parroquia ha resultado un gran equipo, y no podemos descartar la mano de María, la Madre del Redentor. Entre los grandes colaboradores, aquí va la mención de muchos, pero, de antemano, pediremos al Cielo el perdón por la omisión de muchos nombres que se nos escapan.
Monseñor José de Jesús Pimiento Rodríguez
En 1919, José de Jesús Pimiento Rodríguez, nació en Zapatoca. municipio santandereano territorio de “Aires de mi Tierra”, uno de los clásicos pasillos que nos transportan a los terrenos de Dios. En su juventud vivió en relativa estrechez económica. Se destacó por su inclinación a la academia; adelantó su formación básica de secundaria y sus estudios eclesiásticos en los Seminarios de San Gil y en el Mayor de Bogotá; en diciembre de 1941 recibió la ordenación sacerdotal; sus primeros años de ministerio los ejerció en su Iglesia original, como Vicario Coadjutor en las Parroquias de Mogotes, Catedral de San Gil y Vélez, y como Vicario Substituto en Zapatoca; además fue Síndico y Profesor en el Seminario.
Sólo tenía 36 años, cuando el Papa Pío XII lo preconizó Obispo Auxiliar de Pasto (1955); su ordenación episcopal
se llevó a cabo en la Catedral Metropolitana de Bogotá; fueron Obispos consagrantes el Señor Cardenal Crisanto Luque Sánchez y los Monseñores Emilio Botero González y Pedro José Rivera Mejía.
En 1959, recibió, del Papa Juan XXIII traslado a la sede de Montería en donde ejerció desde mayo de 1960 hasta 1964. Luego recibió traslado a la Diócesis de Garzón-Neiva (Huila), creada desde 1900.
Entre los años 1962-1965 Monseñor Pimiento intervino como Padre Conciliar durante las sesiones del Concilio Ecuménico Vaticano II.
Algunos años después fue escogido como Delegado participante para las Conferencias Generales II y III del Episcopado Latinoamericano celebradas en Medellín, Colombia, en 1968, y Puebla de los Ángeles, México; entre julio de 1972 y 1978, recayó sobre él la Presidencia de la Conferencia Episcopal de Colombia, durante dos períodos consecutivos.
Delegado por la Conferencia Episcopal de Colombia para tomar parte en varios Sínodos de Obispos en Roma y Asesor del Señor Nuncio Apostólico para los diálogos previos con los representantes del Gobierno Nacional, para la reforma del Concordato en 1972 y 1973.
El 23 de mayo de 1975 recibimos en Caldas la noticia de su promoción a la Sede Arzobispal de Manizales, en donde podemos llenar páginas si hemos de hablar de su actividad pastoral durante 21 años.
Impulsó activamente la pastoral arquidiocesana dedicando lo mejor de sus esfuerzos a la aplicación del Concilio Vaticano II, a la Pastoral presbiteral, tan estimada por él, y a las pastorales familiar, juvenil, social, educativa y universitaria; también promovió intensamente la renovación parroquial, la vida y organización del Seminario Mayor de la Arquidiócesis y el Fondo del Bienestar Social del Clero.
Muchas fueron sus obras eclesiales de interés local y nacional, como el Centro de Evangelización y Catequesis de la Arquidiócesis de Manizales, CECAM, la Casa Juvenil, la Casa de Orientación de la Joven, el reforzamiento estructural de las torres de la Catedral, averiadas por el sismo de 1979, la remodelación del Seminario Menor en 1979, y posterior adecuación del mismo como Seminario Mayor Arquidiocesano; en esta etapa de su vida, de su atención dedicó amplio espacio para nuestro barrio de Villa Pilar, y creó Parroquia de “Santa María del Pilar” de Manizales, el 12 de diciembre de 1980.
Y continuó Monseñor Pimiento con su actividad en donde sabía que podía estar presente. En Caldas fuimos testigos de la ayuda solidaria a los damnificados por la erupción del volcán Nevado del Ruiz en 1985, mediante el fomento de aproximadamente un centenar de soluciones de vivienda en el Municipio de Chinchiná, las veredas Papayal, Los Cuervos y La Guayana de Villamaría, y las aldeas agrícolas La Paz y el Encanto, entre otras obras.
En 1995, cumplida la edad canónica, presentó renuncia de su cargo, aceptada al año siguiente por el Papa Juan Pablo II. Se desplazó a prestar servicio como misionero en la Diócesis de Apartado, en la Parroquia de Turbo. En 2005 celebró solemnemente sus Bodas de Oro Episcopales, efeméride a la que la Arquidiócesis de Manizales se vinculó ofreciéndole un sentido homenaje de reconocimiento de la que hoy es Arzobispo Emérito. Después de su retiro, y por veintiún meses, Monseñor José de Jesús Pimiento fue designado Administrador Apostólico de Socorro y San Gil, su Diócesis natal. Reside actualmente en el Foyer de Charité San Pablo, de Bucaramanga.
Y en Manizales lo vemos frecuentemente vinculado con importantes eventos; ejemplo fue en el Simposio de Inauguración del Año de laTe. Ahora, principiando el año 2013, ha estado presente en la dirección de los retiros espirituales del clero caldense.
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