viernes, 30 de noviembre de 2018

DIÓCESIS DE ENGATIVÁ PARROQUIA MADRE DEL REDENTOR SUBA - BOGOTÁ

Nuestra parroquia está ubicada en el noroccidente de Bogotá, en la localidad de Suba, exactamente en el barrio Compartir, y pertenece a la Diócesis de Engativá. Cuenta con una población aproximada de 20.000 habitantes, por quienes nos esforzamos por catequizar y acercar a la vida sacramental.

En 1993, cuando se culminó la construcción del barrio, la comunidad, a través de diferentes actividades como bazares y con la constante colaboración del párroco, compró el terreno y construyó el templo parroquial, que fue puesto bajo la protección maternal de la Santísima Virgen María con el nombre de Madre del Redentor. Concluida la obra del templo, la entregaron al servicio de la comunidad de las cinco etapas del barrio Compartir y sus alrededores.

Nuestra comunidad, asumiendo el plan pastoral de la Diócesis (Construir la ciudad de la misericordia, más humana y más fraterna), está comprometida en trabajar para construir e impulsar comunidades arraigadas en la Palabra y en la práctica misericordiosa de Jesucristo, como dice el documento que guía nuestro plan. Implementamos el servicio pastoral en los tres campos de la vida diocesana: campo de arraigo en Jesucristo, palabra de vida; campo de vida en comunión, y campo de servicio a las personas y a la sociedad. Entendemos la misión de la parroquia desde el plan pastoral diocesano como un esfuerzo por vivir la diversidad en la unidad como referente de toda acción pastoral, valorar los diferentes carísmas y ministerios al servicio de la comunidad y colocar en práctica el esquema parroquial de comunidad de comunidades.

El campo de Arraigo en Jesucristo, palabra de vida: hemos implementado el nivel de catequesis con excelentes servidores catequistas, quienes acompañan y preparan esmeradamente a los niños, padres de familia y padrinos para los sacramentos despertando en ellos la fe a través de palabras y testimonios. En este campo también contamos con la entrega de los servidores extraordinarios de la Sagrada Comunión, quienes acompañan a las personas que no pueden asistir por dificultades de salud al templo; comunidad de proclamadores, quienes prestan su voz al Señor para dirigirse a la asamblea litúrgica y, al tiempo, siempre están al pendiente para que la liturgia se vea impecable. Los ministerios musicales, que son varios, también hacen parte de este campo y vitalizan las celebraciones parroquiales.

En la vida de oración contamos con la asistencia permanente de los Talleres de Oración y Vida (TOV) y la exposición y oración ante Jesús Sacramentado todos los jueves, en la que se pide al Buen Dios por las vocaciones a la vida consagrada y ministerial; para esto hemos creado el comité vocacional parroquial.

Campo de Vida en Comunidad: contamos con los siguientes espacios pastorales: tres pequeñas comunidades Samaritanas y Misioneras constituidas según el plan diocesano; trabajo con niños, a través de un numeroso grupo de monaguillos. También se atiende a la población juvenil, que es una de las metas de nuestro trabajo: constituir un grupo estable y en crecimiento. Los jóvenes en nuestra parroquia cada día se van comprometiendo para formarse y luego salir al encuentro de la otra persona; son jóvenes carismáticos que buscan ayudarse y ayudar a los demás. Por último, en el nivel de asociaciones de fieles y movimientos apostólicos, tenemos la riqueza de las Comunidades Neocatecumenales, alrededor de nueve, quienes entregan caminos de formación constante e intensa vida sacramental.

Damos gracias a Dios porque en el Campo de Servicio a las Personas y a la Sociedad, tenemos la fortuna de contar con el consultorio psicológico y jurídico, formación para el trabajo, espacios para la resolución de conflictos y programas de rehabilitación de las adicciones. Esto en cuanto al nivel de promoción y liberación humana; en cuanto a la asistencia material que brindamos a los más necesitados de nuestra comunidad, sobresale la entrega mensual de mercados a 120 familias junto con su formación espiritual.

La Parroquia Madre del Redentor tiene las puertas abiertas para recibir a quienes se dispongan a visitar nuestra comunidad; cada uno de nuestros servidores está presto para acoger y acompañar a quien lo necesite. Bendiciones desde esta parroquia, a través de este precioso Manual de Oración, a todos ustedes, queridos lectores. Dios los bendiga y la Virgen María, la Madre del Redentor, los acompañe.

P. Idinael Bedoya Guzmán
Párroco

jueves, 29 de noviembre de 2018

Historia de la medalla, significado y devoción

Quienquiera que seas, tienes un lugar en la casa de Dios: tienes a María para escuchar, santos para imitar y la Iglesia para vivir

Hermanos, el 27 y 28 de noviembre, la liturgia nos permite conmemorar a Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa y a Santa Catalina Labouré, su vidente en 1830, por lo que resulta una oportunidad para renovar nuestro amor a la Virgen María y, a través de Ella, a nuestro Señor. Estas páginas las dedicaremos a la medalla que la Madre de Dios reveló a Santa Catalina, su significado, mensaje y las promesas para quien la porte.

Los cristianos somos hijos de María, por eso llevamos su imagen en estampas, camándulas y medallas, entre otros, con tal de sentir cerca su amor y protección. Llevar una medalla, por ejemplo, no es signo de superstición, sino manifestación de fe y amor a la Santísima Virgen. El Concilio de Trento, en 1563, enseñó que el uso de los artículos religiosos y la veneración de imágenes no significa que creamos en el poder de ellas por sí mismas, sino que el honor se rinde a quien representan, en este caso a nuestra Madre del Cielo. La Iglesia bendice estos objetos para recordarnos que son manifestación del amor divino y para acrecentar nuestra confianza mariana. 

La Medalla Milagrosa tiene cuatro especialidades únicas:

1. Fue diseñada por la Santísima Virgen María en cada uno de sus detalles: forma ovalada, la invocación y los símbolos.

2. María enseña que su sentido se refiere a su Inmaculada Concepción, a su cooperación en la obra de su adorado Hijo y a su maternidad universal.

3. La Virgen enseña la manera correcta de portarla: En el cuello, con confianza, para recibir las gracias del Señor.

4. Finalidad de la Medalla: recibir grandes gracias, para así recordar la misericordia de Dios y la primacía de la vida espiritual. Dios es quien realiza los milagros, pero se vale de objetos sagrados para ello; por tanto, la invitación de la medalla es a confiar en Dios a través de la Santísima Virgen María. ¡Pidamos a Ella por nuestras necesidades!

Después de recibir el mandato de la Santísima Virgen María de acuñar la medalla revelada, Santa Catalina comunicó el mensaje al padre Aladel, su confesor. Él, en un primer momento, no prestó mucha atención a las palabras de la religiosa, pero, al ver su insistencia, habló con el Arzobispo de París, Monseñor de Quélen, quien no vio problema en hacer acuñar la medalla. Las primeras medallas estuvieron listas en junio de 1832, justo cuando en París una terrible epidemia 

de cólera ya había cobrado la vida de 20.000 personas. La obra del Señor no se hizo esperar y quienes portaban la medalla eran sanados y se obraban muchas conversiones. El reconocimiento oficial de las apariciones de Nuestra Señora se logró por las obras realizadas a través de la Medalla Milagrosa, pues eran tantos los signos que no podía ignorarse. Pero fue hasta 1894 que el Papa León XIII aprobó la liturgia de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa; él mismo, tres años después, en 1897, coronó la estatua de Nuestra Señora.

Encontramos algunos testimonios del amor de la Medalla Milagrosa en la vida del Papa Gregorio XVI, quien tenía una Medalla en la cabecera de su cama; también en la vida del padre Perboyre, lazarista y mártir en China, quien distribuyó cientos de medallas y a ellas atribuyó innumerables conversiones. San Juan María Vianney, más conocido como el “Cura de Ars”, fue el apóstol entusiasta de la Medalla. Por último, es necesario recordar que San Maximiliano María Kolbe, quien fue martirizado en los campos de concentración nazis, fundó en 1917 la “Milicia de María Inmaculada”, consagrada al patrocinio de la Virgen de la Medalla Milagrosa.


Las palabras y dibujos grabados en la medalla expresan un triple mensaje:

¡Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti! 

Esta expresión revela explícitamente el privilegio con que fue glorificada la Madre de Dios. Primero, es salvada con anticipación por su maternidad divina. Sus pies reposan sobre medio globo y aplastan la cabeza de la serpiente. El medio globo es la tierra, el mundo; la serpiente, para los judíos y los cristianos, personifica a Satán y las fuerzas del mal. La Virgen es la Mujer “revestida de sol y coronada con estrellas” y representa el combate espiritual que todos enfrentamos con miras a la conversión.

Las manos de la Santísima Virgen están abiertas y sus dedos son adornados con anillos y piedras preciosas que despiden rayos que caen sobre la tierra. Los anillos se refieren a la fidelidad de la Virgen hacia el Creador y hacia sus hijos; los rayos de gracia se refieren a la eficacia de su intervención y la victoria final de la luz.

La Medalla presenta también la letra “M”, coronada por una cruz. La “M” es la inicial de María y la cruz es la memoria de su adorado Hijo, el Redentor; de esta manera, la Virgen está asociada a Cristo y a su misión, por lo que su papel no terminó al dar a luz al Mesías, sino que se prolonga en la vida de la Iglesia. Debajo aparecen dos corazones inflamados de amor, son los de Jesús y María. El corazón con espinas es el del Señor Jesús, y el atravesado por una espada es el Inmaculado Corazón de María. La proximidad de los corazones es signo de la intimidad de la Madre con el Señor y sus sentimientos de misericordia. Las doce estrellas que están grabadas a su alrededor representan a los apóstoles y a la Iglesia, luz del mundo; así, la Medalla nos invita a ser coherentes con nuestra fe y testigos en medio de las situaciones oscuras de la realidad.

miércoles, 28 de noviembre de 2018

La Contemplación de la vida del Señor

EN EL CICLO B

La Iglesia celebra el misterio de nuestro Señor Jesucristo a través del Año Litúrgico; por esto, cada tiempo en particular se ocupa de un misterio de Su vida: Adviento y Navidad (nacimiento), Tiempo Ordinario (predicación y milagros), Cuaresma (consumación de su vida) y Pascua (memoria de su resurrección). Al tiempo, cada año litúrgico se organiza con la lectura de un evangelista en particular durante los domingos: ciclo A (San Mateo), B (San Marcos) y C (San Lucas). San Juan se proclama todos los años en celebraciones muy importantes y el tiempo pascual.

Los ciclos litúrgicos le dan la oportunidad al creyente de escuchar la lectura completa de la Biblia, testimonio del amor salvífico de Dios, durante tres años, siempre y cuando participe a diario de la Sagrada Eucaristía. Sabemos que cada evangelista tiene características que le dan originalidad a su mensaje; por lo tanto, que cada ciclo tenga como cabecera un evangelista significa que debemos prestar atención a su mensaje para organizar nuestro itinerario espiritual del año. A continuación presentamos las generalidades del Evangelio de San Marcos, que se proclamará en este ciclo B.

EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS

San Marcos probablemente fue el secretario de San Pedro, por lo que bebió de la fuente directa de uno de los apóstoles, pero no fue testigo directo de los acontecimientos. San Jerónimo, en el prólogo que hace al Evangelio de San Marcos, dice que él fue un “levita según su linaje, siendo sacerdote en Israel”.

San Marcos escribió su Evangelio entre los años 50 y 60 d.C en Antioquía de Siria, aunque hay otros testimonios, como el de San Clemente de Alejandría, que lo ubican en Roma. Para redactarlo, además del testimonio directo de los apóstoles, testigos oculares de los hechos, se apoyó en escritos que ya circulaban después de la muerte del Señor Jesús y que contenían sus dichos y enseñanzas. Este Evangelio se incluye dentro de los llamados “sinópticos”, por compartir fuentes comunes con Mateo y Lucas, lo mismo que relatos y acontecimientos; San Juan recurre a otras tradiciones, lo que da una riqueza particular a su obra. San Marcos es el primer Evangelio en ser escrito y está compuesto por los capítulos más cortos; solo son 16.

El autor de este Evangelio escribió para cristianos provenientes del mundo pagano, por lo que no presta demasiada atención a temas relacionados con la Ley de Moisés, pero sí enfatiza la explicación de las tradiciones judías a sus lectores, quienes las desconocen. Su estilo coloquial, el vocabulario reducido y el tipo de griego que utiliza hacen de este Evangelio un relato ameno para anunciar el núcleo esencial de la fe: Jesucristo.

San Marcos entrega a sus lectores una síntesis del “Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios” (Me 1, 1). Los acontecimientos y palabras que presenta en su obra tienen por finalidad demostrar que Jesús es el Hijo de Dios, el Mesías esperado. Así pues, en el episodio del Bautismo (Me 1, 9-11) y en la Transfiguración (Me 9, 7) es Dios mismo quien dice que Jesús es su Hijo y que debe ser escuchado. Por otra parte, el autor se vale de presencias oscuras para manifestar la misma realidad: los espíritus impuros reconocen a Jesús como el Hijo de Dios (Me 1, 24; 5, 7; 3, 11). Pero con mayor relevancia, es Jesús mismo quien con su obrar manifiesta quién es realmente:

JESÚS OBRA CON PODER:

Sobre los espíritus del poseído de la Sinagoga, la legión, la hija de la sirofenicia y el joven lunático.

Sobre el hombre, la enfermedad y la muerte: suegra de Simón, leproso, paralíticos, “hombre de la mano seca”, la hemorroisa y el ciego de Betsaida, la hija de Jairo, entre otros.

Sobre la naturaleza: calma la tempestad, multiplica los panes y camina sobre las aguas.

JESÚS TAMBIÉN OBRA CON AUTORIDAD:

Sobre la Ley, instituciones y tradiciones judías (Me 1, 41; 7, 1-23). Sobre sus enemigos (Me 2, 6-12; 2, 24-26)

Sobre el pecado (Me 2, 10-12).

La Pasión, Muerte y Resurrección del Señor ocupan un lugar de suma importancia para el evangelista, pues chocaba no solo con la mentalidad judía (que esperaba un Mesías poderoso y militar) y con la pagana (que no comprendía la muerte de Dios). San Marcos busca enfatizar la humanidad del Hijo de Dios para manifestar luego “el secreto mesiánico”, revelado exclusivamente con su entrega en la cruz y resurrección. San Marcos presenta a un Dios humanado que se entrega por generosidad y amor para la redención de la humanidad.

Durante todo el Evangelio de San Marcos, Jesús manifiesta su identidad con gestos y palabras, pero pide a las personas que guarden silencio, no porque tuviera miedo o no estuviera seguro de su misión, sino porque ¡ tenía que venir la prueba máxima, la cruz y la resurrección, para que

Íi sus seguidores tuvieran la certeza absoluta de quién era Él: el Mesías

esperado. La pregunta por la identidad de Jesús como Mesías e Hijo de Dios es tan importante que finalizando el Evangelio, cuando el Señor cuelga del madero, el centurión que estaba frente a Él dice: “verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (Me 15, 39). Muchos podían hacer milagros y enseñar con gran sabiduría, pero solo Dios encarnado tenía tanto amor 

como para entregar su vida por la redención de los pecadores. Desde esta perspectiva, el Evangelio de San Marcos se compone de dos secciones principales: Me 1-9, 10, que presenta quién es Jesús (el Cristo, el rey del nuevo pueblo de Dios, el Hijo de Dios); y Me 9, 14-16, 18, que orienta a la comprensión de la muerte de Jesús como revelación de su identidad.

La invitación en este año litúrgico que inicia es a que, siguiendo el Evangelio de San Marcos, prosigamos un itinerario espiritual que nos lleve a reconocer quién es Jesús de Nazaret, no por los grandes prodigios y enseñanzas que muchas veces esperamos de Él, sino a través del silencio y el abandono de su muerte en la cruz, donde se revela no como el Mesías todopoderoso, sino como el Hijo de Dios fiel y cercano que derramó su sangre por amor. Hermanos, démonos la oportunidad de caminar por esta propuesta litúrgica y roguemos al Señor que un día gocemos de la misma claridad del centurión al pie de la cruz, para proclamarlo como el verdadero Hijo de Dios.

martes, 27 de noviembre de 2018

Te Examinarán en el Amor

Solemnidad de Todos los Santos y Conmemoración de los Fieles Difuntos

“Vengan, benditos de mi Padre, reciban la herencia del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber; era forastero y me acogieron, estaba desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, en la cárcel y vinieron a verme” Mateo 25, 34-36

Hermanos, noviembre es un mes cuyo mensaje, por su gran contenido en la liturgia de la Palabra, nos propone modelos a seguir para que confrontemos nuestra respuesta al Señor. Veamos: la celebración de Todos los Santos, los Fieles Difuntos, Jesucristo, Rey del universo y nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. Es la recta final del año litúrgico que nos dispone para recibir el Adviento y la Navidad. Por estas razones, aprovechemos la oportunidad que el Señor nos concede y hagamos de nuestra vida reflejo de su amor.

La Conmemoración de los Fieles Difuntos recuerda el amor y la fe con que vivieron aquellos hermanos nuestros que ya partieron a la casa del Padre, pero que no son incluidos en el santoral de la Iglesia. Contemplemos el testimonio de tantos hombres y mujeres que respondieron con generosidad al llamado del Señor y marcaron el rumbo de la historia; entre ellos hay profesores, médicos, sacerdotes, padres de familia, catequistas y tantas otras profesiones que demuestran que el Señor nos llama desde lo que somos para ser santos donde nos encontremos. Recordemos a tantos padres de familia

¡Bendiciones para todos los lectores de MINUTOS DE AMOR;

que trabajaron incansablemente por sus hijos, aquellos líderes comunitarios que lo dieron todo por la defensa de los débiles y cientos de cristianos fieles y humildes. Estas celebraciones nos llenan de esperanza y alegría, pues nos confirman que son más las personas que se esfuerzan por vivir los valores del Evangelio que las que viven en sus seguridades y las del mundo.

Estas celebraciones tienen un punto en común que interpela nuestra vida espiritual: los santos y los fieles difuntos fueron personas de fe que durante su vida se esforzaron por dar lo mejor de sí para el Señor y para los hermanos. Estas almas no esperaron hasta el último momento para iniciar su camino, sino que cada día, trabajo, alegría, proyecto y dificultad era una oportunidad para vivir su fe. La invitación para nosotros está en ser conscientes que en cualquier momento el Señor nos llamará a su Presencia y que tenemos que entregar los frutos de nuestra vida. ¿Serán muchos? ¿Serán pocos? ¿Nos valdrán para ser contados entre los fieles que descansan en el Señor?

La sociedad hace lo posible por evitar la muerte y no hablar de ella, concentrando todo para ofrecernos lujos y excesos, pero la realidad es que somos peregrinos en el mundo y tarde o temprano tendremos que estar frente a frente con Dios, nuestro Padre y Creador. Si deseamos llegar con los mejores dones a su Encuentro, no tenemos que plantearnos metas imposibles

o cambios drásticos y vacíos, sino que la respuesta se confirma poco a poco y a diario. El Señor Jesús en varias ocasiones afirmó que la Ley y los profetas se resumían en el amor a Dios y al prójimo. El Evangelio de San Mateo relata aquello que nos espera el día del juicio, en la última venida de Jesús, y habla de siete obras de misericordia. En el juicio universal seremos juzgados en el amor a Dios, hecho concreto y verdadero por el amor al prójimo; por esto decía San Juan de la Cruz: “A la tarde te examinarán en el amor”.

Aquí se fundamenta la invitación a edificar nuestra vida de acuerdo con el mandamiento que resume toda la Ley; a crecer en nuestra vida de fe venciendo nuestros egoísmos, saliendo de nosotros mismos, abriéndonos al amor de Dios y derramando sobre los demás, en todas las formas posibles y en los detalles más sencillos, la misericordia con que el Señor nos mira. El hecho de que seamos juzgados con las obras de amor que hayamos hecho nos consuela porque es más sencillo hacer el bien que el mal. Todos los hombres de buena voluntad, los que se hacen hermanos de los necesitados, pueden esperar alegres el juicio misericordioso del Señor. Quien se ha identificado con los más pequeños, con los marginados, los enfermos, los encarcelados y desnudos, tienen a favor el que sus obras consolaron al mismo Señor: “Cada vez que lo hicieron con uno de estos hermanos, a mí me lo hicieron”.

Hermanos, la misericordia de Dios es infinitamente grande, pues confía en que cada uno de nosotros hará a un lado el pecado y responderá con generosidad a su llamado de amor; sin embargo, el mundo va por otro camino y lo único importante es el bien personal a cualquier precio. Nosotros somos privilegiados, todos los dias tenemos en nuestras manos la Palabra de D'os para 9uiarnos Y sostenernos; recurramos a ella cuando no sepamos qué decisión tomar o qué camino seguir y tengamos siempre presente que hubo alguien que nos amó hasta el extremo y que se entregó por nuestra redención sin pedirnos algo a cambio. Seamos comunicadores de fe para que con esperanza, amor, alegría y perdón rompamos las cadenas de odio, venganza y desilusión. El mundo ya tiene bastantes sufrimientos como para aportarle más. No perdamos de vista que los Santos y los Fieles Difuntos vivieron en el amor del Señor y por eso fueron coronados con la corona que no se marchita; ahora la tarea es nuestra donde sea que nos encontremos. El día del juicio seremos juzgados en el amor a Dios. ¿Estamos preparados para ese momento?

lunes, 26 de noviembre de 2018

Mi Reino no es de este mundo

«Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo: “¿Eres Tú el Rey de los judíos?”. Respondió Jesús: “¿Dices eso por tu cuenta o es que otros te lo han dicho de mí?” Pilato respondió: “¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?” Respondió Jesús: “Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuera entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí”. Entonces Pilato le dijo: “¿Luego Tú eres Rey?” Respondió Jesús: “Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz”». Juan 18, 33-37

La Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, cierra el Año Litúrgico en el que meditamos su vida, ministerio y predicación. Jesús es rey, pero no según los criterios del mundo, donde el gobernante solo busca su beneficio; Él es rey según el modelo de Dios, quien siendo todopoderoso nos amó hasta el extremo. Si bien esta fiesta fue instaurada por el papa Pío XI el 11 de diciembre de 1925, la Sagrada Escritura ya manifestaba la dignidad de nuestro Salvador. 

Cuando Jesús caminaba de ciudad en ciudad como peregrino, anunciando el Reino o reinado de Dios, nos enseñó en qué consiste la verdadera autoridad y realeza: el servicio y la creación de una cultura que apoye la vida, acoja al pecador y se oponga al pecado que oprime. Jesús no es el rey del mundo del miedo, la mentira, la violencia, el pecado o la corrupción; Él es el rey de la vida y la verdad, como le dijo a Pilato, y la verdad libera.

El Señor Jesús comenzó su vida pública anunciando el Reino de Dios: “El plazo está vencido, el Reino de Dios está cerca. Tomen otro camino y crean en la Buena Nueva” (Mt 1, 14). El reino de Jesús es espiritual, pero tiene repercusiones en la vida cotidiana; quienes se dejan gobernar por Él destierran de su vida la injusticia y el pecado, y dan lugar al amor y a la reconciliación. Esta es la misión que recibimos desde el Bautismo y que el Señor confió a sus seguidores: “Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la Creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer, se condenará” (Me 16, 15-16). Por el Bautismo fuimos configurados sacerdotes, profetas y reyes, no según los criterios del mundo, sino según el corazón de Dios. El libro del Apocalipsis (1, 6; 5, 10), por ejemplo, dice que por gracia del Señor fuimos constituidos reyes para gloria de Dios y servicio de los hermanos, siempre en comunidad.

Las bienaventuranzas son el reflejo del reinado de nuestro Señor, pues sintetizan su preocupación no por el dinero y el poder, sino por el servicio y el cuidado de los más desamparados. La misma identidad del reinado de Dios se encuentra en el pasaje de San Lucas 4,18, donde el Señor proclama que el Espíritu está sobre Él no para su vanagloria, sino para dar luz a los ciegos, libertad a los cautivos y consuelo a los tristes. Otro pasaje que da elementos para comprender el reinado del Señor Jesús es el lavatorio de los pies; en él, Jesús sirve a sus discípulos, pero San Pedro se opone porque conocía su dignidad real; aun así, el Señor le dice que el servicio es la identidad de los cristianos, que Él hace eso para dar ejemplo y que entre todos se sirvan sin hacer gala de honores y títulos. Podemos mencionar muchos pasajes que dan cuenta del tipo de reinado de nuestro Señor, como por ejemplo, su constante oración y servicio a los necesitados, lo que nos permite comprender que Él no está asociado a las esferas del poder del mundo,

¡Bendiciones para todos los lectores de MINUTOS DE AMOR!

que oprimen y crean injusticia, sino que está del lado de Dios, quien a todos nos creó como hijos amados, pero su máxima expresión de reinado y servicio está en la cruz, donde redimió a todos sin condición.

La Iglesia anticipa el Reino de Dios, pues se hace presente el mismo Jesucristo, quien transforma la vida de las personas con su Palabra, servicio y sacramentos.

La acción pastoral de la Iglesia es extensión del Reino de Dios y no anuncio de sí misma. Pertenecer al Reino de Dios es la más alta aspiración de todo ser humano, pero exige una serie de compromisos cotidianos que demuestren su voluntad de configurarse con Él.

Recordemos qué dijo el Señor: No todo el que diga: “¡Señor, Señor!”, entrará en el Reino de los Cielos, sino aquellos que escuchan y cumplen la Palabra.

Jesucristo es el Rey y la Iglesia es la manifestación de su reinado, pero cada uno de nosotros tiene que esforzarse por ser su siervo con la mayor perfección, voluntad y corazón. Tengamos en cuenta que el Señor no es un rey justiciero que nos oprime o no nos deja libertad; Él es un rey que confía en nosotros y que nos da libertad para que entreguemos los frutos de nuestro trabajo. En la parábola de los talentos, el Señor Jesús nos enseña que a cada uno de nosotros se nos fue confiado un tesoro que debemos administrar, de manera que cuando Él regrese le entreguemos lo que le pertenece más los frutos; sin embargo, el texto también presenta el caso de tantos hermanos que recibieron dones de Dios pero por miedo, desánimo o falta de esfuerzo, no hicieron nada con ellos. El Señor premió a los que se esforzaron e hizo a un lado al siervo inútil. Así es el Reino de Dios: todos tenemos responsabilidad en su construcción, pero solo hasta el último día el Señor nos pedirá cuentas: ¿qué le vamos a entregar? Él nos llama a dar fruto y a trabajar por su reino donde quiera que nos encontremos, especialmente con nuestra familia.

Hermanos, está cerca el final del año litúrgico, pensemos qué estamos haciendo bien y qué no, pues puede que estemos creando barreras para que Jesús reine en nuestra vida; de igual forma, esforcémonos por ser comunicadores del reinado divino, que como ya dijimos, no es desde el poder y la prepotencia, sino desde el silencio, el servicio y el perdón. Aprendamos de la Virgen María, quien escuchó al Rey de reyes y Señor de señores, lo siguió y entregó todo su Ser al cumplimiento de la Divina Voluntad.

viernes, 23 de noviembre de 2018

DIÓCESIS DE BARRANCABERMEJA PARROQUIA CRISTO REDENTOR BARRANCABERMEJA - SANTANDER

Nuestra parroquia se llama Cristo Redentor, con lo cual exalta el gran misterio de la Resurrección de Jesús y nos recuerda la invitación que el Señor nos hizo de morir al pecado para vivir en la gracia de Dios. Nuestra comunidad está ubicada en el municipio de Puerto Berrío, Antioquia; es una parroquia urbana y pastoralmente atiende algunas veredas. Fue fundada en 1967 y este año celebra 50 años de evangelización en la Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo.

Pastoralmente contamos con el trabajo del párroco y de un vicario emérito, quienes presiden la celebración eucarística y los demás sacramentos. En cuanto a la participación de los laicos, nuestra parroquia cuenta con 25 grupos eclesiales de base y otros grupos pastorales cómo catequistas, proclamadores, servidores de la Comunión, monaguillos, EPAP (Equipo Parroquial de Animación Pastoral), grupo juvenil, ministerio de música y semillero de Biblia santo Domingo de Guzmán. Contamos también con la presencia activa de movimientos laicales. Es así como nuestra parroquia

va avanzando en el anuncio de la Buena Nueva al servicio de Dios y de los hermanos en la caridad, el amor y la vida en comunidad.

Nos encontramos iniciando un nuevo plan de pastoral diocesana, donde el encuentro vivo con Cristo (Kerigma), la lectura de los signos de los tiempos y la espiritualidad de comunión son la base de nuestro itinerario espiritual.

La parroquia Cristo Redentor participa activamente en los diferentes programas establecidos por la Diócesis, coordinados por la vicaría San Luis Beltrán, para que los servidores parroquiales se familiaricen con el nuevo plan de pastoral a través de los diferentes encuentros de líderes y familias evangelizadas y evangelizadoras. Nos unimos a los fieles, apuntando al proyecto de remodelación de la fachada del templo, para celebrar gozosos los 50 años de evangelización.

Agradecemos a la familia de Minutos de Amor, a los benefactores de nuestra parroquia y a la comunidad en general, por ofrecernos esta oportunidad de dar a conocer nuestra vida pastoral a todo el país. Dios y la Santísima Virgen los bendigan siempre.

Pbro. Óscar Enrique Garzón Gamba

Párroco

jueves, 22 de noviembre de 2018

EL EVANGELIO DE SAN LUCAS

El testimonio de la historia de la salvación: de Jerusalén a los confines de la tierra

18 de octubre fiesta de San Lucas, evangelista. Escribió su Evangelio entre la década del año 70-80 d.C, fuera de Palestina, probablemente en Grecia, por lo que es el único de los cuatro evangelistas que no era judío. Su autor probablemente fue el médico del que habla San Pablo y que lo acompañó en su viaje a Roma. San Lucas también escribió el libro de los Hechos de los Apóstoles. No fue testigo directo de los hechos que narra, pero sí conoció el camino evangelizador de San Pedro y San Pablo en Roma.

El Evangelio de San Lucas es uno de los llamados “Sinópticos”; sus destinatarios son cristianos provenientes del paganismo (griegos y romanos), por lo que su lenguaje era el griego; también, como San Lucas no era judío, no dedicó la misma atención que San Mateo y San Marcos a temas de la Ley judía. 

Por su insistencia en la pobreza y el compromiso con los necesitados, se interpreta que San Lucas se dirigía a una comunidad con cierta prosperidad económica. Por su preocupación histórica, el evangelista organiza los relatos de acuerdo a su intención teológica, centrando los hechos en Jerusalén. Su Evangelio es como un camino hacia la Ciudad Santa; en cambio, la segunda parte de su obra, los Hechos de los Apóstoles, presentan el itinerario contrario: Jerusalén, Judea, Samaría y hasta los confines de la tierra. Con esto, San Lucas da una interpretación teológica a los acontecimientos de Jesús y de la Iglesia naciente, presentando la continuidad en la historia de la salvación. Aquí se presenta una de las características más importantes del Evangelio según San Lucas: la destinación universal de la salvación.

En este Evangelio, Jesús es un personaje que sana a quienes se encuentran con Él; es decir, que es un mesías que restaura las fuerzas, la dignidad y la esperanza del creyente. Por ejemplo, solo en San Lucas encontramos relatos como el de la sanación de la oreja del siervo, cortada durante el arresto del Señor (Le 22, 51); aparece también la oración por el perdón de los verdugos (Le 23, 34) y cómo los crucificados junto a Él tienen fe (Le 23, 39-43). En otras palabras, la presencia de Jesús transforma en vida lo que aparece como adverso a la salvación.

Como exigencia inmediata de esta idea central (universalidad de la salvación), San Lucas nos presenta los compromisos morales de quienes confían en Jesús y aceptan su mensaje; los principales son la pobreza y la renuncia. Al tiempo, cobran especial lugar las cuestiones sociales del creyente en el trato con los desfavorecidos y marginados de la sociedad: no se comprende que el creyente en Jesucristo, que se sabe salvado por Él, ignore la opresión y el sufrimiento de los marginados.

“Querido hermano: Dimas me ha dejado, enamorado de este mundo presente, y se ha marchado a Tesalónica; Crescente se ha ido a Galacia;

Tito, a Dalmacia; solo Lucas está conmigo”.

2 Timoteo 4, 9-11

miércoles, 21 de noviembre de 2018

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LAS MISIONES

La misión en el corazón de la fe cristiana


Queridos hermanos:

Este año, la Jornada Mundial de las Misiones nos vuelve a convocar entorno a la persona de Jesús, «el primero y el más grande evangelizador» (Evangelii nuntiandi 7), que nos llama a anunciar el Evangelio del amor de Dios Padre con la fuerza del Espíritu Santo. Esta Jornada nos invita a reflexionar sobre la misión en el corazón de la fe cristiana. De hecho, la Iglesia es misionera por naturaleza; si no lo fuera, no sería la Iglesia de Cristo, sino que sería solo una asociación entre muchas otras, que terminaría agotando su propósito y desapareciendo. Por ello, se nos invita a hacernos algunas preguntas que tocan nuestra identidad cristiana y nuestras responsabilidades como creyentes en un mundo confundido por tantas ilusiones, herido por grandes frustraciones y desgarrado por numerosas guerras fratricidas, que afectan de forma injusta a los ¡nocentes: ¿Cuál es el fundamento de la misión? ¿Cuál es el corazón de la misión? ¿Cuáles son las actitudes vitales de la misión?

ndíciones para todos los lectores de MINUTOS DE AMOR!

LA MISIÓN Y EL PODER TRANSFORMADOR DEL EVANGELIO DE CRISTO, CAMINO, VERDAD Y VIDA

La misión de la Iglesia está fundada sobre la fuerza transformadora del Evangelio. La Buena Nueva trae consigo una alegría contagiosa, porque contiene y ofrece una vida nueva: la de Cristo resucitado, comunicando su Espíritu dador de vida, se convierte en Camino, Verdad y Vida por nosotros. La misión es Camino que nos invita a seguirlo con confianza y valor, experimentando la Verdad y recibiendo su Vida, que es la plena comunión con Dios Padre en la fuerza del Espíritu Santo, que nos libera del egoísmo y es fuente de creatividad en el amor (...).

LA MISIÓN Y EL KAIRÓS DE CRISTO

La misión de la Iglesia no es la propagación de una ideología religiosa, ni tampoco la propuesta de una ética sublime. A través de ella, Jesucristo sigue evangelizando y actuando; por eso representa el kairós (tiempo propicio de la salvación en la historia). A través del anuncio del Evangelio, Jesús se convierte de nuevo en contemporáneo nuestro, de modo que quienes lo acogen con fe y amor experimentan la fuerza transformadora de su Espíritu de Resucitado que fecunda lo humano y la Creación, como la lluvia lo hace con la tierra. «Su resurrección no es algo del pasado; entraña una fuerza de vida que ha penetrado el mundo. Donde parece que todo ha muerto, por todas partes vuelven a aparecer los brotes de la resurrección. Es una fuerza imparable» (Evangelii gaudium 276).

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Rocordninoü slompro quo «no su <:<>mlnn/a .1 ■.<> r cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva» (Benedicto XVI) El Evangelio es una persona que continuamente se ofrece e invita a los que la reciben con fe humilde y laboriosa a compartir su vida mediante la participación efectiva en su misterio pascual de muerte y resurrección.

El mundo necesita el Evangelio de Jesucristo como algo esencial. Él, a través de la Iglesia, continúa su misión de Buen Samaritano, curando las heridas sangrantes de la humanidad, y de Buen Pastor, buscando sin descanso a quienes se han perdido por caminos tortuosos y sin una meta.

LA MISIÓN INSPIRA UNA ESPIRITUALIDAD DE ÉXODO CONTINUO, PEREGRINACIÓN Y EXILIO

Se trata de «salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a las periferias que necesitan la luz del Evangelio» (Evangelii gaudium 20). La misión de la Iglesia estimula una actitud de continua peregrinación a través de los diversos desiertos de la vida, de las diferentes experiencias de hambre y sed, de verdad y justicia. La misión propone una experiencia de continuo exilio para hacer sentir al hombre su condición de exiliado en camino hacia la patria final, entre el «ya» y el «todavía no» del Reino de los Cielos.

La misión dice a la Iglesia que ella no es un fin en sí misma, sino que es un humilde instrumento y mediación del Reino. Una Iglesia autorreferencial, que se complace en éxitos terrenos, no es la Iglesia de Cristo, no es su cuerpo crucificado y glorioso. Es por eso que debemos preferir «una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades».

LOS JÓVENES, ESPERANZA DE LA MISIÓN

Jesús y la Buena Nueva proclamada por Él siguen fascinando a los jóvenes; «son muchos los que se solidarizan ante los males del mundo y se embarcan en diversas formas de militancia y voluntariado [...]. ¡Qué bueno es que los jóvenes sean “callejeros de la fe”, felices de llevar a Jesucristo a cada esquina, a cada plaza, a cada rincón de la tierra!» (EG 106).

martes, 20 de noviembre de 2018

ARQUIDIÓCESIS DE IBAGUÉ PARROQUIA SAN JUAN BAUTISTA IBAGUÉ - TOLIMA

Nuestra parroquia está ubicada en el norte de Ibagué; comprende los barrios La Floresta y las tres primeras etapas del Jordán. Cuenta con una población aproximada de 7.000 habitantes. Su inicio se remonta a 1962, con el Padre Jeremías Vargas, quien fue asignado para atender pastoralmente el Centro de Culto de la Ciudadela del Jordán. En 1964, Monseñor Rubén Isaza creó la Vicaria Parroquial de San Juan Bautista y en 1983 fue erigida como parroquia, por decreto de Monseñor José Joaquín Flórez Hernández. Si Dios lo permite, en febrero próximo celebraremos 35 años como parroquia. Durante 55 años de atención pastoral, este sector de la ciudad ha crecido poblacionalmente, dando origen a nuevas parroquias: Cristo Rey, San Joaquín, Nuestra Señora de Guadalupe del barrio El Topacio, San Lorenzo, Santa Ana, María Rosa Mística y Santa Cruz.

Desde el 2000, la parroquia asumió el proceso de Nueva Evangelización SINE, con el cual ha orientado su actividad pastoral durante estos años. Cuenta en la actualidad con 23 comunidades que dinamizan las diferentes pastorales de la Iglesia. Anualmente se realizan misiones de evangelización en cada uno de los sectores de la parroquia, lo que fortalece el sentido misionero y anima a otras personas a vivir con mayor compromiso su ser cristiano.

Quienes hacen parte de las comunidades SINE ejercen su ministerio pastoral en los grupos parroquiales que atienden los diversos sectores de la población:

1. El Comité Parroquial de Pastoral Social, conformado por:

La pastoral de la Primera Infancia atiende a niños en situaciones de vulnerabilidad.

La pastoral de mercados se preocupa por apoyar a las familias con escasos recursos mediante la obtención y distribución de mercados.

La pastoral de la salud atiende a la población enferma de la parroquia; cuenta con 5 ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión, quienes instituidos por el Señor Arzobispo, llevan semanalmente la comunión a los hermanos enfermos en sus casas.

La pastoral de la tercera edad atiende un número considerable de personas mayores a quienes se les brinda esparcimiento y formación.

2. La acción profética es realizada por los catequistas, tanto a nivel pre- sacramental (Bautismo, Comunión y Confirmación), como los que ejercen esa misión en las comunidades SINE. Se cuenta, además, con la Escuela de Formación Básica en la Fe. Se hace acompañamiento a las Instituciones educativas, en las que se promueven acciones pastorales que involucran a los niños y jóvenes (Infancia Misionera, catequesis de Comunión y Confirmación). El equipo de Pastoral Familiar ha realizado un acompañamiento a los padres de los niños y jóvenes de la catequesis pre-sacramental, fortaleciendo su compromiso cristiano.

3. La dimensión litúrgica es animada por las diferentes comunidades SINE y los grupos apostólicos, quienes son responsables de las Eucaristías dominicales. Hacen parte de esta dimensión el grupo de monaguillos, el ministerio de música y la sacristana.

Junto a las comunidades SINE, la parroquia cuenta con otros grupos como: Legión de María, Rosario de San José, Grupo de Adoradores del Santísimo Sacramento y Comité Vocacional San Juan Bautista, que apoya material y espiritualmente a los jóvenes seminaristas. También contamos con el apoyo de la comunidad religiosa hermanas catequistas del Sagrado Corazón. Ellas con su carisma y compromiso pastoral han favorecido el crecimiento espiritual de nuestra comunidad parroquial.

Hacemos memoria de los sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas y laicos que durante estos 55 años han sembrado la semilla del Evangelio en esta comunidad parroquial. Gracias a su dedicación y testimonio pastoral esta comunidad ha crecido y se ha fortalecido constituyéndose en gestora de nuevas comunidades cristianas. El Señor Jesús bendiga a la familia Minutos de Amor y permita que la semilla sembrada con amor continúe cosechando frutos abundantes.

Pbro. Isidoro García Isaza

Párroco

viernes, 9 de noviembre de 2018

SAN VICENTE DE PAUL



(*1581/+1660) 

Presbítero, patrono de las obras de caridad y fundador de la Congregación de la Misión (Vicentinos) y de las Hijas de la Caridad. Nació en Pouy, Francia, en 1581. Desde muy joven se abrió en su corazón el ideal de entregarse al servicio de los pobres y siguió la llamada al servicio en la Iglesia en el sacerdocio. En su vida había un solo lema: “Servir a los pobres para toda su vida”. Vio la necesidad de organizar este servicio, por lo que fundó La Confraternidad de la Caridad con un grupo de hermanas laicas. Más adelante formó otra institución semejante para varones que llamó Los Servidores de los Pobres. Por último, surgió una tercera obra con sacerdotes de la misión que se llamaron Congretatio Missionis o Lazaristas, porque la sede estaba en la Parroquia de San Lázaro en París. Más adelante, Dios puso en su camino una extraordinaria mujer, Luisa de Marillac, que llevó en su corazón el mismo fuego que San Vicente sentía; con ella fundaron Las hijas de la Caridad. Ninguna persona era excluida de su asistencia; cuanto más se entregaba, sentía más fuerzas para seguir dándose, especialmente a los pobres, a quienes amó y sirvió. Murió en 1660 en París, Francia. En 1737 el Papa Clemente XII lo canonizó. La reliquia de su corazón se conserva en la catedral de Lyon, Francia, y el sarcófago con sus restos en la capilla de la casa madre de los Lazaristas en París.

jueves, 8 de noviembre de 2018

SAN PÍO DE PIETRELCINA


(*1887/+1968) 


Presbítero. Nació en 1887 en Pietrelcina, Italia. Decidió seguir ni Señor desde el estilo de vída religiosa siendo fraile capuchino, orden a la que ingresó a los 16 años. Ordenado sacerdote, su inestable salud lo retuvo por algunos años con su familia, pero mientras tanto, Dios fue preparándole con regalos y gracias extraordinarias para la misión que habría de desarrollar en el convento de San Giovanni Rotando. Allí vivió el hermoso y doloroso proceso de su entrega a la Voluntad de Dios; su vida fue marcada por especiales fenómenos místicos que dejaron señales indelebles en su cuerpo y en su alma. Su santidad y carisma fueron un potente imán para las almas que buscaban a Dios; miles de personas iban a buscarlo para confesarse y participar en su mística Misa. Fue apóstol del confesionario y atendía a todas horas a los muchos que acudían a buscarlo, teniendo para todos una palabra de amor y de esperanza. De su corazón sacerdotal salieron numerosos frutos, entre ellos los Grupos de Oración y la Casa Alivio del Sufrimiento, por San Pío definida como “templo de oración y de ciencia”. El Papa San Juan Pablo II, en la predicación de la Santa Misa de canonización del Padre Pío en el 2002, dijo: “En toda su existencia buscó una identificación cada vez mayor con Cristo crucificado, pues tenía una conciencia muy clara de haber sido llamado a colaborar de modo particular en la obra de la redención. Sin esta referencia constante a la Cruz no se comprende su santidad”. Murió en 1968 en Puglia, Italia.

miércoles, 7 de noviembre de 2018

SAN MATEO, APÓSTOL Y EVANGELISTA


En este mes meditamos la vida de uno de los cuatro evangelistas y escritor del Evangelio que lleva su nombre, dirigido a judeocristianos. Fue hijo de Alfeo. Vivió en Cafarnaún, en el lago de Galilea en tiempo de nuestro Señor. El Evangelista fue un publicano que recolectaba los impuestos para los romanos y al encontrarse realizando esta función, Jesús pasó y lo llamó; San Mateo sin dudarlo siguió el llamado de su Señor. El Papa Emérito, Benedicto XVI, nos cuenta que “Mateo está presente en la lista de los Doce elegidos por Jesús (Mt 10, 3). En hebreo, su nombre significa ‘don de Dios’. El Evangelio canónico que lleva su nombre lo presenta en la lista de los Doce con un apelativo muy preciso: ni publicano’. De este modo, se identifica con el hombre sentado en el despacho! de impuestos, a quien Jesús llama a su seguimiento (Mt 9, 9). También San Marcos y San Lucas narran la llamada del hombre sentado en el despacho de impuestos, pero lo llaman ‘Leví’. Esto implicaba para él abandonarlo todo, en especial una fuente de ingresos segura, aunque a menudo injusta y deshonrosa. Evidentemente, Mateo comprendió que la familiaridad con Jesús no le permitía seguir realizando actividades desaprobadas por Dios”.

martes, 6 de noviembre de 2018

CÓMO PUEDE UN HOMBRE GUARDAR RENCOR A OTRO Y PEDIR LA SALUD AL SEÑOR?



Cada domingo asistimos a la Eucaristía, el mayor regalo que nos ha dejado Jesús. 

Esto implica una actitud de cambio. Cada celebración de la Eucaristía nos debe transformar: salimos del Templo pero con la Gracia de Dios; no salimos solos, nos llevamos muchas bendiciones que no podemos desperdiciar en el resto de la vida. Sería muy interesante llevar un cuaderno donde escribamos el compromiso de cada Eucaristía dominical e ir evaluándolos constantemente. En la primera lectura encontramos una invitación a mirar todas aquellas cosas que no son agradables a Dios y que son abominables: el rencor, la cólera y la venganza. Todo esto molesta a Dios y requiere de una conversión sincera. Perdonar de corazón es ganarnos el perdón de Dios. “Piensa en tu fin y deja de odiar”, con estas palabras, el Señor nos está invitando a reflexionar sobre nuestro destino final donde nos encontraremos cara a cara con Él y le presentaremos las cuentas de nuestra vida. “Ten presente los mandamientos y no guardes rencor a tu prójimo”. El Salmista en este domingo también nos exhorta a tener presente el perdón que Dios nos da y por eso “rescata nuestra vida del sepulcro”, en definitiva, Dios solamente desea nuestro bien porque nos ama infinitamente y “nos colma de amor y ternura”. ¿Será que nosotros podemos hacer lo mismo? En la segunda lectura, del apóstol San Pablo a los Romanos, encontramos que “vivir para el Señor” es agradarle en todo cuanto hagamos. Siempre somos del Señor, vivos o muertos, creyentes o ateos, católicos o no; en Dios esta nuestra vida, debemos siempre tenerlo presente en el actuar de cada día. Por lo tanto, el pecado no debe reinar en nosotros y desde una sincera conversión procurar glorificar a Dios con los mejores actos de nuestro ser. En el santo Evangelio encontramos la pregunta que Pedro le hace a Jesús; la respuesta es muy clara: el perdón no tiene límites, eso quiere decir “setenta veces siete”. Todos los días podemos encontrarnos con situaciones que nos llevan a practicar el amor, el perdón, la misericordia, la compasión, etc. Por eso, el perdón no tiene límites, porque siempre estará frente a nosotros algo o alguien que nos impulse a actuar como Dios nos pide.

lunes, 5 de noviembre de 2018

LA VIRGEN DE LOS DOLORES



El origen de esta fiesta lo encontramos en la devoción privada a los siete dolores de la Santísima Virgen María, 

fomentada ha partir del siglo XV. Los religiosos Servitos obtuvieron en el siglo XVII la aprobación de la celebración de la fiesta de los Siete Dolores de la Virgen María; posteriormente, en 1814, el Papa Pío VII inscribió también esta celebración en el Calendario de la Iglesia. Más tarde, en 1913, por voluntad del Papa San Pío X se estableció la fecha del 15 de septiembre como celebración de la Santísima Virgen María de los Dolores. Hoy recordamos al anciano Simeón, que le había anunciado a la Madre Santísima la oposición que iba a suscitar su Hijo, el Redentor, cuando Ella, a los cuarenta días de nacido, lo ofreció a Dios en el Templo: “Este niño debe ser causa de caída y de resurrección para la gente de Israel. Será puesto como una señal que muchos rechazarán y a Ti misma una espada te atravesará el alma”. El Papa Benedicto XVI nos recuerda que “al pie de la Cruz se cumple la profecía de Simeón de que su corazón de madre sería traspasado por el suplicio infligido al Inocente, nacido de su carne. Igual que Jesús lloró, también María lloró ante el cuerpo lacerado de su Hijo. Sin embargo, su recogimiento nos impide medir el abismo de su dolor; la profundidad de esta aflicción queda solamente sugerida por el símbolo tradicional de las siete espadas” (siete dolores). La Virgen Santa lo sufrió todo por nosotros para que disfrutemos de la gracia de la Redención; sufrió voluntariamente para demostrarnos su amor, pues el amor se prueba con el sacrificio. La Iglesia nos exhorta a entregarnos sin reservas al amor de María y a llevar con paciencia nuestra cruz para salir victoriosos al encuentro del Señor.

viernes, 2 de noviembre de 2018

SANTOS COSME Y DAMIÁN




Patronos de los médicos, cirujanos y farmacéuticos 

Mártires. Nacieron en Arabia hacia el siglo III. “Cosme” significa “adornado, bien presentado”; “Damián”, significa “domador”. Se convirtieron al cristianismo y por amor a Dios, nuestro Señor, empezaron a llevar una vida de 'santidad y ejemplo para los demás. En Oriente los llaman “los no cobradores” porque ejercían la medicina sin cobrar nada a los pacientes pobres, pues tenían presente en su corazón las palabras del Evangelio: “Lo que han recibido gratis, denlo gratis”. Al llegarle la noticia a Diocleciano de que estos hombres eran cristianos, mando a Lisias, el gobernador de Cilicia, para que los capturara y los hiciera renegar de su fe. Trató sin éxito de que dejaran de predicar y como no lo consiguió, mandó que les cortaran la cabeza; así derramaron su sangre por amor al Divino Salvador. Después de su muerte se conoce la existencia de diversos templos dedicados a su nombre en Jerusalén, Egipto y la antigua Mesopotamia. La devoción a estos santos médicos se expandió rápidamente por la gran cantidad de milagros que se realizaban. En el siglo VI, el emperador Justiniano el Grande ordenó que la ciudad de Ciro fuera dedicada a ellos; en Constantinopla, el mismo emperador ordenó la construcción de una gran basílica en su nombre, donde se venerarían sus reliquias. 

Oración Colecta: Dios todopoderoso y eterno, te pedimos entregarnos a Ti con fidelidad y servirte con sincero corazón. Por nuestro Señor Jesucristo.

jueves, 1 de noviembre de 2018

DÍA TRAS DÍA, TE BENDECIRE Y ALABARÉ TU NOMBRE”




En el domingo, la Iglesia, reunida como la Familia de Dios, expresa su fe comunitaria y desde ahí se compromete a ser luz en medio de las vicisitudes de cada día. Una Eucaristía no nos puede dejar indiferentes; participemos con fe y esperanza celebrando el gran regalo de la Palabra de Dios. El profeta Isaías nos invita a “buscar al Señor" y de esa manera “abandonar los caminos malos". La búsqueda de Dios es interminable porque Él siempre se está manifestando de muchas maneras: en aquellas situaciones donde se necesita su fuerza o cuando vamos a emprender una obra para encomendarle nuestros proyectos. En la Eucaristía de hoy, dejemos que el Señor salga a nuestro encuentro y nos acompañe en nuestro caminar. Con las palabras del Salmista no podemos dudar que la búsqueda del Señor es constante: “Día tras día, te bendeciré y alabaré tu Nombre"; este es un compromiso que todos debemos vivir para que muchas personas se acerquen a Dios y afiancen su fe en Él. El apóstol San Pablo también nos presenta su experiencia, porque él ha sido un buscador incansable del Señor, a tal punto que su vida se ha transformado completamente: “porque para mí la vida es Cristo”. Una de nuestras metas es dejar que nuestra vida sea como la de Jesús; siempre seremos pecadores, pero el trabajar en su seguimiento diario nos ayudará a ser mejores. Es una lucha constante y San Pablo la ha sentido: a ustedes les corresponde llevar una vida digna según el Evangelio de Cristo. La parábola que nos presenta San Mateo es muy elocuente para comprender que la búsqueda de Dios es permanente y siempre hay una hora propicia para encontrarlo, nunca será tarde: en la mañana, al medio día, en la tarde o al anochecer; lo importante es descubrir su Presencia y no dejarnos ganar por la pereza. El Señor paga a todos por igual porque lo importante es seguir con su Reino de amor y justicia; no es trabajar por el Reino en términos económicos sino espirituales, por esto la mayor paga es el amor.