
Queridos hermanos, en este mes de diciembre celebramos el Tiempo de la Navidad. Pensemos en lo que esto significa: Para algunas personas este es un tiempo de vacaciones, descanso o viajes; para otras, representa compromisos familiares y el reencuentro con personas; algunos también ven en este mes la oportunidad de realizar Primeras Comuniones, Bautismos y Matrimonios, o bien fiestas y decoraciones con motivo de las festividades civiles y religiosas. Sin duda alguna, estas festividades expresan mejor la alegría que invade al mundo por la Gran Noticia: “Hoy, nos ha nacido el Salvador, el Mesías, el Señor”.
Civilmente, el mes de diciembre está lleno de aspectos muy hermosos porque coincide con lo que hemos dicho más arriba; sin embargo, toda esa alegría del compartir familiar debería ser un fruto de la Presencia de Dios y de su Hijo, que se ha Encarnado en el mundo para hacerlo vibrar de gozo. Pues es porque veo a Dios en cada persona que mi vida se viste de colores, se llena de alegría y es un motivo de celebración, por eso busco a las personas que amo y celebro el Nacimiento del Hijo de Dios.
La Navidad, como su nombre lo expresa, es el Tiempo de nacer, es decir, dejar a un lado aquellas situaciones tristes y permitirle a Dios que haga su obra de Amor en nosotros, por eso, no dejemos de adornar nuestra vida en este Tiempo y siempre con aquellas obras de amor, especialmente con los más necesitados.
El principal pesebre somos nosotros, cuando decidimos acoger a toda persona sin excluirla y así dar todo ese amor que tenemos, porque el amor no tiene límites ni fronteras. La Navidad es un Tiempo donde se debe resaltar más el Amor de Dios por la humanidad.
Muchas luces habrá en la vida, pero la principal es Jesús, como lo expresa un hermoso canto de Adviento: “Vendrá una nueva luz sobre la tierra, la luz de la justicia y la verdad; vendrá el Libertador de la naciones, vendrá la libertad”.
¡FELIZ NAVIDAD!
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