Dulce Jesús mío, mi Niño adorado, ven a nuestras almas; ven, no tardes tanto
Gracias, Señor, por esta Navidad. Creemos que te hiciste Niño para redimirnos y mostrarnos el amor de Dios Padre. Hoy, como aquellos pastores de Belén, nos anuncias la gran noticia: “Hoy ha nacido el Salvador, el Mesías, el Señor”; ilumina nuestra oración para saber contemplar este maravilloso misterio de amor. Amén.
Oración para todos los días
Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amaste a los hombres, que les diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que hecho hombre en las entrañas de una Virgen, naciera en un pesebre para nuestra salud y remedio; yo, en nombre de todos los mortales, te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de tu Hijo humanado, suplicándote por sus divinos méritos, por las incomodidades con que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con total desprecio de todo lo terreno, para que Jesús, recién nacido, tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén. (Se reza tres veces el Gloria).
Dia primero
“En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios” (Jn 1,1).
Consideración. Iniciamos un recorrido maravilloso. Estos días, junto al pesebre, oraremos a la luz de los grandes momentos que vivieron Jesús, la Virgen María y San José. Desde el principio, Dios quiso enviarnos si Palabra de Amor y Ella acampó en medio de nosotros. Reflexionemos se la importancia de la “Palabra". El lenguaje de Dios siempre es amoro si aunque algunas veces corrija, lo hace con bondad. Miremos por unos minutos el pesebre: probablemente María y San José recordaron muchas palabras profecías que se decían sobre Jesús. Estaban empezando a ver que habió un camino por recorrer y que no se encontraban solos: confiaban en Dios y er su Presencia. María recibe palabras de felicitación por parte del Arcángel San Gabriel y de su prima Santa Isabel, pero también recibe palabras duras del anciano Simeón. Dios desea que encarnemos su Palabra amorosa; desde hoy, comencemos a mejorar nuestras expresiones y actitudes. Para corregir no hay que insultar, ofender o humillar; sin embargo, amar no nos exime de decir la verdad, porque así podemos ver las consecuencias de nuestros actos. ¿A cuántas personas hemos ofendido con nuestras expresiones hirientes o malos comentarios? Tomémonos un tiempo para meditar sobre este mensaje.
Oración a la Santísima Virgen Maria
Soberana María, que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera por Madre suya, te suplico que Tú misma prepares mi alma y la de todos los que en este tiempo hacen esta novena para el Nacimiento espiritual de tu adorado Hijo. ¡Oh dulcísima Madre!, comunícame algo del profundo recogimiento y divina ternura con que Tú le aguardaste, para que nos hagas menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén. (Tres veces el Avemaria y el Gloria).
Oración a, San José
¡Oh Santísimo José!, esposo de María y padre adoptivo de Jesús, infinitas gracias doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Te ruego, por el amor que tuviste al Divino Niño, me abraces en, fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina esencia lo vea y le goce en el Cielo. Amén. (Padrenuestro, Avemaria y Gloria).
GOZOS PARA LA LLEGADA DEL NIÑO DIOS
Dulce Jesús mío mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
Ven a, muestras almas Ven no tardes tanto
¡Oh sapiencia suma del Dios Soberano que al nivel de un niño te hayas rebajado! ¡Oh divino Infante, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios!
Ven a nuestras almas Ven no tardes tanto
¡Oh, Adonai potente, que a Moisés hablando, de Israel al pueblo diste los mandatos! ¡Oh, ven prontamente para rescatarnos y que un niño débil • muestre fuerte brazo!
Ven a nuestras almas Ven no tardes tanto
¡Oh, Raíz sagrada de Jesé que en lo alto presentas al orbe tu fragante nardo! ¡Dulcísimo Niño que has sido llamado lirio de los valles bella flor del campo!
Ven a nuestras almas Ven no tardes tanto
¡Llave de David, que abre al desterrado las cerradas puertas del regio palacio! ¡Sácanos, oh Niño, con tu blanca mano, de la cárcel triste que labró el pecado!
Ven a nuestras almas Ven no tardes tanto
¡Oh, lumbre de Oriente, Sol de eternos rayos, que entre las tinieblas tu esplendor veamos! ¡Niño tan preciado, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios!
Ven a nuestras almas Ven no tardes tanto
¡Espejo sin mancha, Santo de los santos, sin igual imagen del Dios soberano! ¡Borra nuestras culpas, salva al desterrado y en forma de niño, da al mísero amparo!
Ven a nuestras almas Ven no tardes tanto
¡Rey de las naciones, Emmanuel preclaro,1 de Israel anhelo, Pastor del rebaño! ¡Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca, ya el cordero manso!
¡Ábranse los cielos y llueva de lo alto, Bienhechor rocío como riego santo! ¡Ven, hermoso niño! ¡Ven, Dios humanado! ¡Luce, hermosa estrella, brota flor del campo!
Ven a nuestras almas Ven no tardes tanto
¡Ven, que ya María previene sus brazos de su Niño vean, en tiempo cercano! ¡Ven, que ya José, con anhelo sacro, se dispone a hacerse de tu amor sagrario!
Ven a nuestras almas Ven no tardes tanto
¡Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz del desterrado!
Vida de mi vida, mi Dueño adorado, mi constante Amigo, mi divino Hermano!
Ven a nuestras almas Ven no tardes tanto
ve ante mis ojos, de ti enamora, bese ya tus plantas, bese ya tus manos.
Ven a nuestras almas Ven no tardes tanto
postrado en tierra te tiendo los brazos, y aun ma sque mis frases, te dice mi llanto.
Ven a nuestras almas Ven no tardes tanto
¡Ven, Salvador nuestro, por quien suspiramos!
¡Ven a nuestras almas, Ven, no tardes tanto!
Oración al niño Jesús
Acuérdate, ¡Oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijiste a la venerable Margarita del Santísimo Sacramento y en persona suya a todos tus devotos estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad A agobiada y doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado”. Llenos de confianza en Ti, ¡Oh Jesús!, que eres la Verdad misma, venimos a exponerte toda nuestra miseria. Ayúdanos ¡ a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada. Concédenos, por los méritos infinitos de tu Encarnación y de tu Infancia, la gracia de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos Ti, ¡Oh Niño Omnipotente!, seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza, y de que en virtud de tu divina promesa, acogerás y despacharás favorablemente nuestra súplica. Amén.
DIA SEGUNDO
“El ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios” (Le 1, 30).
Cmsídevatiéti. En este segundo día, nuestra mirada se dirige a la Santísima Virgen María. Ella entendió que ante Dios solamente cuenta la humildad y la obediencia; lo demás Él lo hace. María es acogida por Dios y por eso recibe su Espíritu Santo; Él será la mayor fuerza en su caminar y Ella estará siempre bajo su sombra y amparo. Hoy podemos preguntarnos si tenemos esta misma fe: ¿Creemos en la acción del Espíritu Santo? ¿Nos dejamos guiar por su Fuerza? ¿Aceptamos sus Dones? En estos días de preparación a la Natividad, miremos aquellos momentos en que nuestras fuerzas han fallado y no hemos confiado en el Espíritu Santo. Por un instante pensemos en los Dones que poseemos, si los hemos puesto a funcionar o hemos dejado actuar a la debilidad. Jesús, la Virgen María y San José no se dejaron ganar de las fuerzas humanas, sino que confiaron plenamente en Dios y por eso salieron adelante. La mayoría de los textos evangélicos nos presentan a la Virgen María y a Jesús solos (San José no aparece); luego Ella se queda sola cuando Jesús empieza su misión. Qué interesante pensar en las personas que están solas y quizás sufren; Navidad es el momento oportuno de cubrir muchas soledades. En algunos países este tiempo es frío y así hay muchas personas: frías por el abandono humano. ¿Cuántas personas pasarán solas la Navidad? ¿Para cuántos, diciembre es un mes igual a los demás porque no han sentido que Jesús nació en ellos? Tomémonos un tiempo para meditar sobre este mensaje.
DIA TERCERO
“Y la Palabra se hizo carne y puso su Morada entre nosotros; y hemos contemplado su gloria” (Jn 1,14).
Consideraciones. El primer día de la Novena abordábamos el tema de la Palabra que acampa entre nosotros; hoy sigue la segunda parte: “y contemplamos Su gloria”. Muchas veces podemos ver la Gloria de Dios como^^fc algo más allá de las nubes, por decirlo de alguna manera; la Gloria de Dios1p|pi está tan cerca como su misma Presencia. Dios no nos pide contemplarlo más arriba de las nubes cuando no somos capaces de tener una mirada de fe rdadera. Contemplar la Gloria de Dios es mirar hacia arriba para entender ’ de aquí abajo; es confiar siempre en Él y no desfallecer en su búsqueda.
ando nuestra mirada está puesta en las cosas de Dios lo de aquí se vive e forma diferente. La Palabra está en medio de nosotros: una Palabra que viene glorificada y por eso la debemos contemplar en las realidades de este mundo. Para esto necesitamos ser personas de oración profunda y sincera; solamente quien ora es capaz de ver la Gloria de Dios en la realidad humana, terrena y presente; el que ora no se aísla de los demás y palpa el sufrimiento del otro, le interpela y es capaz de extender la mano y ser misericordioso. ¿Cuántos pecados de omisión hemos cometido desde esta perspectiva? ¿Viendo la Gloria de Dios que nos muestra las miserias humanas, hemos hecho algo para dar respuesta a esas situaciones? También, ¿nos hemos excusado para no ayudar a los demás? Decimos: no damos limosna porque la gastan en droga, no donamos ropa porque la venden, no entregamos mercados porque los cambian por “vicio”, y así sucesivamente. ¿Qué tal que Dios hubiera dicho: “no los voy a salvar porque seguirán pecando”? ¿“Para qué voy a enviar a mi Hijo si seguirán en las mismas y hasta peor”? Tomémonos un tiempo para meditar sobre este mensaje.
DIA CUARTO
“Dijo María: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.
Y el ángel la dejó y se fue” (Le 1, 37-38).
Consideraciones: La Santísima Virgen María nos da un ejemplo preciso de cómo se cumple la voluntad de Dios. Lo primero que Ella hizo fue creer que por medio del Arcángel San Gabriel Dios le hablaba; él es un medio o instrumento que Dios ha empleado para pedirle formalmente a María el cumplir con la misión de ser la Madre de Jesús. También, María se ubica ante la Presencia de Dios en actitud de completa disponibilidad y no hace reparos a la voluntad Divina. “Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Luego, en el transcurrir de la vida, María permaneció fiel al cumplimiento de la Voluntad de Dios; no podía hacer otra cosa diferente. Los momentos más difíciles de la vida eran necesarios para que recordara su respuesta a Dios y durante estos nunca se sintió abandonada por Él. En este cuarto día de la 'ovena, pongamos en las manos de Dios todo aquello que puede tenernos en un estado de tristeza, sufrimiento, crisis o depresión. Como la Santísima Virgen María, digamos: “Aquí eetoy, Señor, para hacer tu Voluntad”. Debemo aprender a abandonarnos en Él. Los problemas no pueden ser más grand que la fe, pues ellos están por debajo del amor de Dios. Cada momento dificultad es una oportunidad para afianzarnos en el Amor de Dios “que to lo puede". Tomémonos un tiempo para meditar sobre este mensaje.
DIA QUINTO
“Alaba mi alma la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador” (Le 1, 46-47).
Consideraciones: Nos estamos preparando para el tiempo de Navidad; tiempo que podemos asociar a palabras como alegría, gozo, felicidad, fiesta y júbilo. Navidad es una época donde se comparte más; donde la familia y los amigos pueden estar unidos. María, la Madre de Jesús, ha saltado de gozo al ser elegida para tan excelsa misión; este fue el motivo por el que Ella proclamó el cántico del Magníficat. María nos enseña a alegrarnos por las cosas de Dios, pues siempre nos traerán algo bueno. Dios mira la pequeñez de la persona y desde ahí hace obras maravillosas. Él no ha mirado la gran ciudad: Jerusalén, sino que su mirada se ha ido a un pequeño lugar y desde ahí ha buscado a la mujer más humilde y sencilla. Hagamos un acto de humildad: miremos el pesebre por un momento y dejemos allí nuestro orgullo, soberbia, vanidad y prepotencia; no tengamos miedo de desprendernos de lo que es mal visto por Dios. Volvamos a la realidad de nuestra vida pensando en dar un paso hacia adelante y que lo que hemos dejado aquí en el pesebre ya no debe volver a nuestra vida. Dentro de pocos días estaremos celebrando el nacimiento espiritual de Jesús y hoy debemos nacer de nuevo, “porque en Ti vivimos, nos vemos y existimos”. Como la Virgen María, seamos personas humildes y así veremos cómo Dios nos otorga maravillas incalculables. Ante los ojos del Señor no podemos ser “despreciables”; hagamos que nuestras obras siempre le agraden. Tomémonos un tiempo para meditar sobre este mensaje.
DIA SEXTO
“Por aquel entonces se publicó un edicto de César Augusto, por el que se ordenaba que se empadronara todo el mundo” (Le 2, 1 ¡
Consideraciones. Dios siempre nos ha ofrecido una historia de amor y en encontramos su mano misericordiosa. Pensemos en estos días en los difíciles por los que pasaron Jesús, la Virgen María y San José;
ellos cumplían con todas las obligaciones que tenían como ciudadanos, por emplo con el empadronamiento. Esto nos lleva a meditar en lo importante e es la justicia: el pueblo cumple, pero también todo gobierno debe cumplirle a su país favoreciendo a sus ciudadanos con oportunidades laborales, académicas y de salud. Vemos a diario noticias en el mundo en las que reina la injusticia: se decretan leyes pasando por encima de la justicia y se juega con la honra de las personas; también podemos ver personas que en vez de gobernar son corruptas y se aprovechan de los más débiles, el descomunal abismo de los salarios, la discriminación de la mujer en el trabajo, y la lista continúa. A Jesús se le niega un lugar para nacer; son varias las causas, pero al que nos ha dado “este mundo inmenso y maravilloso” una vez hecho hombre se le niega posada en su propia casa. Señor, muchas personas son explotadas y buscan una mano justa, pero algunas veces no la encuentran. Hoy te pedimos por todas ellas y también por cada uno de los aquí presentes. Necesitamos ser luz de Cristo en medio de las oscuridades del mundo. Demos el primer paso y oremos por quienes sufren injusticias y por quienes las generan, para que se conviertan. Tomémonos un tiempo para meditar sobre este mensaje.
DIA SEPTIMO
“José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer, porque lo engendrado en Ella es del Espíritu Santo” (Mt 1, 20).
Consideraciones;. En este día meditemos sobre la misión de San José, al hombre que con razón se le puede llamar “justo”. Él cumplió la misión de ser padre de Jesús, protector y apoyo para la Virgen María en los momentos difíciles. San José pudo dejarlo todo y abandonar el hogar; también pudo * reprochar muchas cosas a la Virgen María, pero no lo hizo, sino que fue el “varón justo y humilde”. Él nos enseña a ser obedientes a Dios y a no escuchar con los oídos, sino con la fe. En Navidad seguramente tendremos la oportunidad de ayudar a muchas personas y de encontrarnos con familiares y amigos, pero lo más importante es que hagamos el propósito de ser como "an José y, ante todo, aprender a acoger sin ningún tipo de prejuicios. Él se enamoró de una mujer pobre y acogió a su hijo, lo adoptó. ¿Cuántas veces ese hombre justo, mirando a Jesús y a la Virgen María, le preguntaría a Dios ^ qué debería hacer en esos momentos? Como San José, no tengamos miedo de abrir las puertas a quien necesita del amor de Dios: a aquellos hermanos que han recibido desprecio, humillación, despojo e injusticia. En un momento de silencio preguntémosle a Dios: ¿qué debemos hacer en la situación q estamos viviendo? San José aceptó la respuesta de Dios y siguió adelante el camino no se quedó corto y los obstáculos fueron vencidos. Seguramente, al pasar a la Casa del Padre se ha ido con su conciencia tranquila porque “hizo la Voluntad de Dios”. Tomémonos un tiempo para meditar sobre este mensaje^
DIA OCTAVO
“Mientras estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento y dio a luz a su Hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el albergue” (Lc 2, 6-7).
Consideraciones. Estamos ante un panorama muy desolador: no había sitio dónde albergar al Hijo de Dios. El mismo Señor, que decide por puro amor venir a este mundo que Él mismo ha creado, se encuentra con el desprecio de las personas. ¿Cuántos hermanos nuestros están hoy en la calle por necesidad o porque quieren, pero no tienen una mano fraterna que los ayude? Muchas personas viven la misma situación de Jesús, San José y la Virgen María: tienen familiares pudientes y se ven solos, abandonados e incluso despreciados. Pero no vayamos muy lejos: papás y mamás que sacaron adelante a sus hijos, incluso con una carrera universitaria, pero estos se olvidaron de ellos y los dejaron en la casita sencilla, pobre, con los mismos muebles de hace 40 años o más. Con facilidad podemos olvidarnos que ante Dios no vamos a llevar lo que tenemos, sino lo que cultivamos, sea bien o mal. La Virgen María tenía lo básico para el nacimiento de Jesús: “lo envolvió en pañales”. Nosotros debemos ser esos “pañales” para envolver en amor y misericordia a tantas personas que necesitan de nuestra ayuda. Hagamos una pausa para que cada uno piense en aquellas situaciones en que no ha envuelto sino despojado a alguna persona de su dignidad. Pidamos perdón para hacer un acto de arrepentimiento e imploremos la fuerza espiritual para “albergar” en nuestro interior a quienes hoy se sienten abandonados. Tomémonos un tiempo para meditar sobre este mensaje.
DIA NOVENO
Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes Él se complace” (Le 2, 14).
Consideraciones;. Con el Himno del “Gloria a Dios en el Cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor”, la Iglesia nos recuerda constantemente lo que Dios hace por nosotros. Hoy celebraremos el nacimiento espiritual de Jesús. En este día el Himno resonará en todos los templos del mundo; esta noche nos uniremos a las voces de coros celestiales para declarar con fe firme quién es el que nace en nuestras vidas. Es una noche dichosa en la que la oscuridad se desvanece y aparece la Luz Verdadera. Es la noche feliz y gozosa en que Dios toca este mundo, nuestra vida e historia. Es la noche en que Dios entra para hacerse parte de nuestra existencia y comienza a caminar paso a paso con cada uno de nosotros. En nuestros pesebres estará la imagen del Niño Jesús, pero la invitación es para que cada uno de nosotros ocupe ese lugar en la vida real. Él vino para hacer que desaparezca el odio, la violencia, la guerra y el desamor, para quedarse en cada una de nuestras luchas y también para celebrar nuestras alegrías. ¡Este es el lugar que debemos ocupar! Nosotros somos la prolongación de lo que Dios, en Jesús, vino a inaugurar: su Reino. Hermanos, que esta Navidad que comienza no se quede en celebraciones familiares, sociales o culturales si bien las hacemos, no pueden opacar la principal Fiesta: el amor de Dios que sobrepasa todo límite humano. Ante el pesebre, con la imagen de Jesús que hoy se coloca, hagamos un firme propósito para empezar a vivir mejor este tiempo de Navidad. Virgen María, no queremos terminar esta Novena sin encomendarnos a tu amor maternal, pues quién mejor que Tú, Madre Santísima, para ayudarnos en nuestro caminar. Por la alegría que sentiste al ser la Madre del Hijo de Dios, concédenos la fuerza necesaria para ser portadores de la Luz que Tú llevaste en el vientre y que le diste al mundo sin reservas. Amén.
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