martes, 16 de octubre de 2018

SAN WENCESLAO DE BOHEMIA

(*907/+932) 

Mártir. Nació en el año 907 en Stchov, cerca de Praga, República Checa. Su abuela, Santa Ludimila, se encargó de su educación, inculcándole el amor y servicio al Padre Celestial en la Iglesia. Cuando era todavía muy joven, perdió a su padre en una de las batallas contra los magiares; su madre asumió el poder e instauró, bajo la influencia de la nobleza pagana, una política anticristiana. Ante esta terrible situación, su abuela trató de persuadir al príncipe Wenceslao para que asumiera el trono y dar la posibilidad de vivir el cristianismo con tranquilidad, lo que provocó que los nobles asesinaran a la abuela al considerarla una latente amenaza para' sus intereses. Wenceslao fue proclamado rey por la voluntad del pueblo y como primera medida anunció que apoyaría decididamente la Iglesia de Dios, dando libertad a la fe en Jesús. El Papa Benedicto XVI, en una homilía en honor a San Wenceslao, proclamo que este santo “tuvo el valor de anteponer el reino de los cíelos a la fascinación del poder terreno. Su mirada jamás se separó de Jesucristo, quien padeció por nosotros, dejándonos un ejemplo, para que sigamos sus huellas. Se mantuvo fiel a las enseñanzas evangélicas que le había impartido su santa abuela, la mártir Ludmila. Siguiéndolas, antes aún de comprometerse en la edificación de una convivencia pacífica dentro de la patria y con los países limítrofes, se esforzó por propagar la fe cristiana. Socorría a los ministros de Dios y embelleció también muchas Iglesias". Aprendió del Señor a ser “misericordioso y piadoso”, y animado por el espíritu evangélico llegó a perdonar incluso a su hermano, quien había atentado contra él. San Wenceslao murió martirizado a manos de su hermano Boleslao que ambicionó el trono real, el 28 de septiembre del año 932, aproximadamente.

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