Reunidos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, iniciamos una nueva semana con las bendiciones que Dios nos otorga en cada Eucaristía. Dios, en su infinito amor, desea que le correspondamos de la misma manera. Dos personas que se aman esperan que su amor sea correspondido. Esta idea viene marcada en la primera lectura cuando el profeta Jeremías expresa que “se ha dejado seducir por el Señor”. Cuando una persona se deja seducir, cede al amor de quien lo seduce y de la misma forma empieza a manifestar con gestos ese amor. El amor de Dios, en el profeta, arde como fuego, y por eso debe iluminar incluso a las personas que no son fieles ni se dejan seducir. ¿Estoy dispuesto a seducir al mundo con el mismo amor con que Dios me ama? Quien vive una experiencia de seducción de Dios comprende lo que el salmista hoy proclama: “Señor, a Ti te busco”, “mi alma está sedienta de Ti", “pues mejor es tu amor que la existencia”. Es un salmo de abandono total en el amor de Dios, es una verdadera seducción. San Pablo, con su exhortación: “presentar nuestras vidas a Dios como una ofrenda viva, agradable y santa”, nos pide una respuesta
generosa al amor infinito de Dios; para lograrlo, no podemos dejarnos ganar por los criterios de este mundo sino por el cumplimiento de la voluntad de Dio?. Unn experiencia de seducción no puede dejar de lado el seguimiento "verdadero" do Jesús asumiendo su cruz; es decir, siendo fieles a Dios y comprometiéndonos con la instauración de su Reino. “Cargar la cruz” es llevar encima siempre el amor de Dios y colocarlo como escudo ante cualquier adversidad.
Oración Colecta: Dios todopoderoso, de quien procede todo bien, siembra en nuestros corazones el amor de tu Nombre para que, haciendo más religiosa nuestra vida, acrecientes el bien en nosotros y con solicitud amorosa lo conserves.
Por nuestro Señor Jesucristo.

No hay comentarios.:
Publicar un comentario