(*1118/+1170)
Obispo y mártir Hombre austero, piadoso, entregado a sus deberes con sinceridad, guiado por su conciencia y muy tenaz en la defensa de la libertad de la Iglesia. Nació en Londres en 1118. Al ser ordenado Diácono fue colaborador del arzobispo de Canterbury, Teobaldo. Este murió en 1161 y el rey Enrique II, gracias al privilegio que le había concedido el Papa, pudo elegir a Santo Tomás como sucesor para la sede primada de Canterbury. Tras este nombramiento, nuestro santo se convirtió en un gran defensor de los derechos de la Iglesia y un celoso pastor de almas; sin embargo, Santo Tomás le había advertido al rey: “Señor, si Dios permite que yo sea arzobispo de Canterbury, perderé la amistad de su majestad”. Tras ser ordenado sacerdote el 3 de junio de 1162, y luego consagrado obispo, Santo Tomás Becket no tardó en enemistarse con el soberano. Las “Constituciones de Clarendon” de 1164 habían restablecido ciertos derechos abusivos del rey caídos en desuso; Santo Tomás Becket no quiso reconocer las nuevas leyes, por eso se ganó la ira del rey y tuvo que huir a Francia, donde pasó seis años de destierro. Tras haberse establecido una paz formal con el rey, y por los consejos de moderación del Papa Alejandro III, Santo Tomás pudo regresar a Canterbury y fue recibido triunfalmente por los fieles. Como primer acto, desautorizó a los obispos que habían aceptado las “Constituciones” del rey; este hecho hizo que Enrique II perdiera la paciencia, lo cual se reflejó en esta frase: “¿quién me quitará de entre los pies a este cura intrigante?”. Cuatro caballeros armados, sicarios del Rey, salieron para Canterbury y a pesar de las advertencias el arzobispo permaneció en su puesto. Él los recibió en la catedral, revestido con los ornamentos sagrados, y se dejó apuñalar sin oponer resistencia, exclamando: “acepto la muerte por el Nombre de Jesús y por la Iglesia”. Murió martirizado en el año 1170 en Canterbury (Inglaterra). El Papa Alejandro III lo canonizó en el año 1173.
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