jueves, 24 de enero de 2019

BEATA ANA DE LOS ÁNGELES MONTEAGUDO

(*1602/+1686) 

Se distinguió por su total entrega a Dios y a los hermanos, y supo armonizar su vida contemplativa con su gran celo misionero. Nació en Arequipa (Perú) en el año 1602. Conforme a las costumbres de la época, Sor Ana fue internada por sus padres en el monasterio de Santa Catalina. De regreso al hogar, no la animaron ni los halagos del mundo ni las perspectivas de un ventajoso matrimonio; deseó hacerse religiosa e hizo realidad ese anhelo ante la indignada reacción de sus padres. En 1618, inició el noviciado y añadió a su nombre el apelativo “de los Ángeles”. Vivió con entusiasmo los ideales de Santo Domingo de Guzmán y de Santa Catalina de Siena y con el tiempo llegó a ser maestra de novicias y priora en 1647. El Papa San Juan Pablo II, durante la ceremonia de beatificación, reflexionó acerca de su vida: “En ella admiramos sobre todo a la cristiana ejemplar, a la contemplativa monja dominica del célebre monasterio de Santa Catalina, monumento de arte y de piedad del que los arequipeños se sienten con razón orgullosos. Ella realizó en su vida el programa dominicano de la luz, de la verdad, del amor y de la vida, concentrado en la conocida frase: ‘contemplar y transmitir lo contemplado’. Sor Ana de los Ángeles realizó este programa con una intensa, austera y radical entrega a la vida monástica, según el estilo de la orden de Santo Domingo, en la contemplación del Misterio de Cristo, Verdad y Sabiduría de Dios. Fue maestra espiritual y fiel ejecutora de las normas de la Iglesia que urgían la reforma de los monasterios. Sabía acoger a todos los que dependían de ella, encaminándolos por los senderos del perdón y de la vida de gracia”. Murió en Arequipa (Perú) en el año 1686. El Papa San Juan Pablo II la beatificó en 1985. 


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