(*1532/+1611)
En sus familiares encontró los más admirables ejemplos de santidad. En su casa se repartían limosnas a los pobres y se ayudaba a muchísimos enfermos abandonados. Nació en Sevilla (España) en el año 1532. San Juan, desde sus más tiernos años, dio muestra de singular amor a Dios, que crecía cada día más, ya fuera elevando oraciones o contemplando las verdades eternas. Conforme crecía en edad y estatura, se despertó en él un deseo de conocer la fe. Así, se entregó con entusiasmo al estudio de Derecho canónico en la Universidad de Salamanca; también estudió humanidades y artes; sin embargo, lo que siempre procuró fue profundizar en la religión cristiana y cuanto más brillaban estas verdades en su inteligencia, más se alegraba su corazón y mayor era su entrega a Dios. El Señor lo llamó al sacerdocio; tiempo después de su ordenación fue consagrado Obispo para la Diócesis de Badajoz (España), primero, y de Valencia, después, las cuales rigió con admirable prudencia y santidad. Indujo al clero y al pueblo a vivir con mayor austeridad la vida, para estar en plena conformidad con la fe cristiana. Atendió a multitud de fíeles predicándoles sobre las cosas de Dios con sencillas y adecuadas palabras; enseñó en la calle a los niños, escuchó pacientemente las confesiones en la Iglesia y llevaba él mismo el Santo Viático a los moribundos. Luego, con toda diligencia y solicitud, procuró mover a los sacerdotes para que se entregaran a una vida más santa desde la asiduidad de la oración. Celebró siete sínodos y fomentó la evangelización de la diócesis; fundó el Colegio del Corpus Christi para la formación del clero y para honrar solemnemente al Santísimo Sacramento. Edificó con su santidad de vida, reflejo de su profundo amor a Dios en el Santísimo Sacramento y de su pureza con un singular amor a la pobreza. Murió en el año 1611 y el Papa San Juan XXIII lo canonizó en 1960.
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