lunes, 4 de febrero de 2019

BEATO LUIS VARIARA BUSSA

(*1875/+1923)

Nació en Viarigi (Italia) en 1875. Realizó los estudios de filosofía en Valsálice, donde conoció al Venerable Andrés Beltrami; por allí, en 1894, pasó el Padre Unia, célebre misionero que buscaba a alguien que pudiera encargarse de los leprosos de Agua de Dios (Cundinamarca, Colombia) y que al ver a nuestro beato dijo: “Este es mío”. Variara llegó a Agua de Dios en 1894, se sumergió totalmente en su misión y, valiéndose de sus capacidades musicales, organizó una banda instrumental que creó un clima de fiesta en la ‘ciudad del dolor’. En 1898 fue ordenado sacerdote y pronto se reveló óptimo director espiritual; entre sus penitentes estaban también las hermanas de la Asociación de las Hijas de María, grupo de unas 200 jovencitas, muchas de las cuales eran leprosas. Se trataba de un sueño considerado irrealizable, porque ninguna Congregación aceptaba a una leprosa y ni siquiera a una hija de leprosos. Fue ante esta constatación como nació en él la primera idea de jóvenes consagradas aunque fueran leprosas. El Papa San Juan Pablo II, en la homilía del 14 de abril de 2002, afirmó sobre este beato: “De Italia, y precisamente de la diócesis de Asti, llegó a Colombia el salesiano padre Luis Variara, seguidor fiel de Jesús misericordioso y cercano a los abatidos. Desde el primer momento dedicó su energía juvenil y la riqueza de sus dones al servicio de los leprosos. Primer salesiano ordenado sacerdote en Colombia, logró reunir en torno a sí un grupo de muchachas consagradas, algunas de ellas leprosas o hijas de leprosos y por ello no aceptadas en los institutos religiosos. Con el tiempo este grupo se ha convertido en la congregación de las Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, floreciente instituto hoy presente en diversos países”. Murió en Cúcuta (Colombia) en 1923. Fue beatificado por el Papa San Juan Pablo II en el 2002. Sus restos cristianos reposan en Agua de Dios.

viernes, 1 de febrero de 2019

BAUTISMO DEL SEÑOR

Después de haber celebrado la Solemnidad de la Epifanía, se le da paso a la Fiesta del Bautismo del Señor que, como las bodas de Caná y la adoración de los Magos de Oriente, es otra de las manifestaciones del Señor Jesús; no obstante, esta fiesta está revestida de sentido, porque con ella finaliza el Tiempo de Navidad y comienza el Tiempo Ordinario, espacio necesario para preparar lo que va a ser la Cuaresma y la Pascua.

Con Adán se había cerrado la posibilidad de contemplar la Gloria de Dios, porque el pecado había herido de muerte a la humanidad y las tinieblas del error provocaron que la soberbia condujera al hombre a la independización de Dios, en otras palabras, al sin sentido. El ser humano es libre, sí, pero no independiente, porque su mayor dependencia, al ser creado a imagen y semejanza de Dios, está en Dios. Por eso el Señor Jesús, de manera callada, ha ido mostrando la sencillez de su Majestad y en ella se ha permitido revelar el sentido de su Presencia en medio del mundo: restaurar lo perdido e instaurar su Reino en medio de los que siguen buscando, aunque desorientados, el camino que conduce a la casa del Padre.

Juan el Bautista afirmó que él no era el Mesías, pero su tarea se centró en dar cumplimiento a la Palabra de Dios a través del profeta cuando dice: “Voy a enviar a mi mensajero delante de ti, el que ha de preparar tu camino. Voz del que clama en el desierto: Prepara el camino del Señor, endereza sus sendas”. (Is 40, 3). Juan ha bautizado y los que se han lavado en las aguas del Jordán han querido aceptar que es necesario el arrepentimiento para dar paso a la conversión; sin embargo, todos los esfuerzos del Bautista apuntan a que los judíos lleguen a reconocer a su Mesías y puedan llegar a disfrutar de los privilegios de ser pueblo escogido de Dios. Juan quería que Israel volviera a asumir como suyo el Pacto que Dios había hecho con ellos, pero para que eso 

fuera posible, era necesario enderezar las sendas y recorrer el camino que Dios mismo trazó para que la Salvación fuera plena y la plenitud transformara el universo entero.

Juan se declaró esclavo, porque la tarea de desatar el calzado solo estaba dirigida a aquellos que dedicaban sus días a llevar a cabo la voluntad de sus amos; en este caso particular, Juan quiso disminuirse para que la Voluntad de Dios no perdiera su eficacia y llegara a ser absoluta en todo ser humano. Asimismo, Jesús aceptó la invitación de Juan, no porque necesitara arrancar de su ser el pecado, lo que Él realmente quería era afirmar el camino que le había trazado el Bautista y revestir a la creación con su Gracia, con su Palabra y en últimas con la Presencia del Reino, a través del anuncio de la llegada de la Buena Nueva de Dios.

La comunión de la Trinidad se hizo presente porque una vez Jesús emergió del agua, el Espíritu Santo se posó sobre Él y la voz del Padre corroboró su deseo de ver a su pueblo asumir su condición de hijo en su Hijo predilecto, en quien tiene toda su complacencia. Jesús no necesita ser purificado, lo que Él realmente quiere es que el mundo no se vuelva a desviar y que sepa asumir con valentía el camino que lleva al sacrificio; en otras palabras, a la plena configuración con el que ha hecho posible que los cielos se rasguen y vuelvan a estar abiertos, para la entrada de todos aquellos que decidieron lavarse y convertirse para hacerse uno con su Maestro.

Juan el Bautista dijo que el que venía detrás de él bautizaría con Espíritu Santo y fuego, y Jesús, con la Presencia del Padre y el aleteo de la Paloma, nos dejó como fuente de Gracia y vida nueva el Sacramento del Bautismo. El Sacramento es un signo visible de una realidad invisible, es decir, el Sacramento le devuelve al hombre lo que había perdido y lo capacita para asumir con total responsabilidad su condición de hijo de Dios. Quien se ha hecho uno con Cristo es una nueva creatura, lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado (2 Co 5, 17). El bautizado queda revestido de Cristo, dicho de otra manera, no está solo y la Gracia que reposa en él le confiere la potestad de enfrentar la cotidianidad con las herramientas necesarias, que se deben usar en su debido momento. El Espíritu Santo llega, pero no llega solo, trae consigo siete dones y doce frutos, para hacer de quien los ha recibido digno templo de su Presencia.

Hermanos, esa es la obra que Dios desde el principio ha querido realizar en su creatura; por tanto, es necesario abrir el corazón de par en par, para que la voz del Padre resuene en el interior del hombre y escuche de labios de Dios que se siente complacido por haber aceptado su Voluntad y que espera que al final del camino se puedan fundir en un abrazo de amor y de completa satisfacción, porque uno de sus predilectos ha sabido luchar para alcanzar la corona de gloria que no se marchita.

jueves, 31 de enero de 2019

La Salvación de Dios llega para toda la humanidad

Desde tiempos inmemoriales, la tradición nos ha invitado a conmemorar la Epifanía del Señor; claro está que lo que se ha buscado de la mano de esta Solemnidad es darle a lo celebrado un talante netamente cristiano, tratando de quitar de raíz el sentido pagano de lo que en siglos pasados llego a ser motivo de fiesta. Algunos pueblos por esta fecha se reunían para recordar al dios Aion, pensando que se manifestaba al renacer el sol en el solsticio de invierno; otros elevaban su acción de gracias al dios Dionisio por los “prodigios” realizados en favor de sus devotos.

Para los Sabios de Oriente, esta realidad no fue del todo ajena, ya que sus estudios en astronomía y su claro sentido del Nacimiento del Salvador y Rey del mundo los llevaron a emprender un viaje guiados por una estrella y, en especial, por la convicción infundida en ellos por el mismo Dios. Algunos entendidos han llegado a plantear hipótesis con relación a la estrella al afirmar que lo que en su momento sucedió fue la conjunción de los planetas Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis. Antiguamente, Júpiter era considerado como símbolo del Rey del Universo; Saturno, como estrella de Palestina, y la constelación de Piscis, como signo de la plenitud de los tiempos. Si lo anterior fue así, tiene sentido el hecho de que los Magos de oriente hayan querido adorar al Niño de Belén y sustentar con su presencia que el tiempo había llegado a su plenitud y que esta se daría para el mundo en tierra de Palestina.

La Solemnidad de la Epifanía (epifanía del griego: ímcpáveia que significa «manifestación»), o Fiesta de los Reyes Magos, como popularmente se le bautizó, confirma que el Hijo de Dios ha nacido para Salvación del género humano; no obstante, no es la única Epifanía que la Iglesia celebra, ya que las bodas de Caná y el Bautismo del Señor son eventos considerados como manifestaciones de Jesús: en la primera el Señor quiso manifestarse a sus discípulos y en la segunda se manifiesta a los judíos. Estas tres manifestaciones revelan el sentido universal de la Presencia del Hijo de Dios y su deseo de darle a la creación y al hombre un nueva significación.

Los Magos de Oriente no eran testigos directos de la Revelación, como lo eran lo judíos, pero su deseo de buscar a Dios los llevó a ver en la creación su Presencl y a caminar sin flaquear para encontrar y contemplar con sus propios ojos al R<> del Universo. Estos hombres venidos de oriente no dejaron que el cansancio, Ni inclemencias del viaje y aun la soberbia del rey del lugar los llevaran a desfallecí) por el contrario, todo esto, sumado a sus convicciones, los llevaron a testimoni; la omnipotencia de Dios, que es capaz de hacer mucho más de lo que podamo llegar a imaginar.

La fisonomía y los nombres de los Reyes Magos no se encuentran en la Sagrad Escritura; sin embargo, la tradición le designó a cada uno una identidad, qu después de los siglos persiste y da claro sentido a lo celebrado. Melchor, hombr de avanzada edad, representa a Europa y le da oro al Salvador como signo de I realeza que lo acompaña; Gaspar, hombre joven, representa al continente asiátic y lleva consigo incienso, como signo de la Divinidad de Jesús; Baltazar, hombr maduro y de color, representa al continente africano y le ofrece mirra al Niño di Belén, como signo de su humanidad.

Los elementos ya descritos nos confirman que Jesús ha nacido para iluminar ; mundo que caminaba en tinieblas; Él ha venido para ser Luz de las naciones restaurar lo que el pecado había destruido. Jesús se manifiesta de manera humild< y sencilla, pero su Gloria es proclamada de manera solemne por boca del ángel. los pastores. San Lucas describe de hermosa manera ese momento: “Y de repenU se reunieron con el ángel muchos otros ángeles del cielo, que alababan a Dio diciendo: —«¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres qui gozan de su amor!»—”. (Le 2, 14). Jesús se ha manifestado para dar cumplimientt a las promesas del Padre; ha venido a restaurar la naturaleza caída del hombre ; a establecer la Jerusalén Celestial como morada definitiva de todo aquel que sig¡ con afán la Estrella que no tiene ocaso.

Los Reyes de oriente dieron testimonio de lo que significa renunciar y perseverai pues no solo renunciaron a su tierra, sino también a sí mismos, ya que mag< significa sacerdote o sabio en lenguaje persa; estos hombres se despojaron de si vestidura para dejarse penetrar por la Gracia que se había manifestado de lo Alto Los Sabios de oriente entregaron todo de sí mismos y, como signo material de si sumisión, dejaron como prenda oro, incienso y mirra, elementos materiales qu< demostraban la Majestad de quien los recibía, pero a la vez la humildad de quienes los entregaban. Hermanos, despojémonos de todo aquello que no nos permit; doblegar nuestro orgullo, para que la Majestad de Aquel que es verdaderamentí humilde suscite en cada uno el deseo de cambio y así, revestidos con la Graci. Celestial, podamos como los Magos dar fiel testimonio de la veracidad de la: promesas de Dios Padre.

miércoles, 30 de enero de 2019

SANTA MARÍA MADRE DE DIOS

Los tiempos que vivimos están marcados por dos corrientes que se implican la una a la otra, aunque fueron concebidas en épocas totalmente distintas: el posmodernismo y el relativismo. El primero es un movimiento artístico, cultural, literario y filosófico que surgió a mediados del siglo XX y que declara, entre otras cosas, el desencanto social, político y científico, con lo cual cuestiona la idea de verdad y progreso. Al segundo se le ve como una corriente de pensamiento que nació con los sofistas, pero que cobró mayor sentido en el siglo XX de la mano del posmodernismo. El relativismo afirma que no existe una única verdad, sino que considera que existen tantas verdades como sujetos.


Sin embargo, para los creyentes la verdad no es una ideología o una simple afirmación filosófica; la verdad es una Persona y en Ella reposan dos naturalezas, la humana y la divina. Esto nos lleva a pensar que no creemos por imposición, sino por convicción, dado que las dos naturalezas convergen para dar a luz a quien es la Verdad. Esto mismo se puede entender a través de la realidad contenida en el ser humano, porque decimos que el hombre está compuesto de cuerpo, alma y espíritu, y las tres realidades están presentes en la persona y son indivisibles.

La Santísima Virgen Maria es la depositaría de esta Gracia porque desde la eternidad fue elegida no solo para gestar en su vientre la humanidad del Salvador, sino también para contener en su seno al que es imposible de abarcar porque viene de lo alto y es el Hijo predilecto de Dios. Al decir que Jesús es verdadero Dios y verdadero Hombre, afirmamos paralelamente que la Virgen Maria no solo es Madre del hombre, sino de Dios, porque las dos naturalezas son en la misma persona y no admiten división alguna. Por eso, quien se niega a aceptar la divinidad de Jesús, niega a su vez que la Santísima Virgen María es Madre de Dios.

Todo lo aquí tratado nos remite a Nestorio, Patriarca de Constantinopla, que en el siglo V declaro heréticamente que Jesús nació de la Virgen María, solo como hombre, para luego recibir la filiación divina. Esto llevó a que en el año 431 el Concilio de Éfeso declarara:

"Desde un comienzo la Iglesia enseña que en Cristo hay una sola Persona, la segunda Persona de la Santísima Trinidad. María no es solo Madre de la naturaleza, del cuerpo, pero también de la Persona quien es Dios desde toda la eternidad. Cuando María dio a luz a Jesús, dio a luz en el tiempo a quien desde toda la eternidad era Dios. Así como toda madre humana, no es solamente madre del cuerpo humano sino de la persona, así María dio a luz a una persona, Jesucristo, quien es Dios y hombre, entonces Ella es la Madre de Dios’’.

Al declarar una verdad de fe (dogma), todo concilio se fundamenta en la efusión del Espíritu de Dios que revela e inspira al magisterio de la Iglesia, para que, sustentado en la Sagrada Escritura y en la Tradición, exponga de manera clara lo que ha definido como verdad revelada; no obstante, y en la particularidad de los casos, la Iglesia se reúne para contrarrestar los errores que no dejan de suscitarse, para fortalecimiento de sí misma y para enriquecimiento del que cree. Sin embargo, son muchos los pronunciamientos contrarios que el dogma de la maternidad divina de la Virqen María suscita aún hov, pero ¿cómo negar dicha verdad cuando la Sagrada concisa?

San Lucas, en el relato de la Anunciación, nos dice: —«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo...No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un Hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo... El Espíritu Santo vendrá sobre Ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios»—. (Le 1, 28 - 35).

El texto deja ver que la Virgen María concibe por obra del Espíritu Santo, es decir, la humanidad de Jesús viene dada por la humanidad de la Virgen y su Divinidad por acción del Espíritu de Dios. Ahora bien, San Lucas escribe que el ángel le dice a María que el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios, afirmación que nos confirma que la Santísima Virgen María no solo es madre del hombre, sino también Madre de Dios, porque las dos naturalezas reposan en la misma persona.

Además, para la Iglesia, y según lo afirmado por San Juan Pablo II, asumiendo como suyas las palabras de San Juan Damasceno, María apareció antes de Cristo en el horizonte de la historia de salvación. Es un hecho que, mientras se acercaba la “plenitud de los tiempos”, o sea el acontecimiento salvífico del Emmanuel, la que había sido destinada desde la eternidad para ser su Madre ya existía en la tierra. (RM 3)

martes, 29 de enero de 2019

SAN JUAN DE RIVERA

(*1532/+1611) 

En sus familiares encontró los más admirables ejemplos de santidad. En su casa se repartían limosnas a los pobres y se ayudaba a muchísimos enfermos abandonados. Nació en Sevilla (España) en el año 1532. San Juan, desde sus más tiernos años, dio muestra de singular amor a Dios, que crecía cada día más, ya fuera elevando oraciones o contemplando las verdades eternas. Conforme crecía en edad y estatura, se despertó en él un deseo de conocer la fe. Así, se entregó con entusiasmo al estudio de Derecho canónico en la Universidad de Salamanca; también estudió humanidades y artes; sin embargo, lo que siempre procuró fue profundizar en la religión cristiana y cuanto más brillaban estas verdades en su inteligencia, más se alegraba su corazón y mayor era su entrega a Dios. El Señor lo llamó al sacerdocio; tiempo después de su ordenación fue consagrado Obispo para la Diócesis de Badajoz (España), primero, y de Valencia, después, las cuales rigió con admirable prudencia y santidad. Indujo al clero y al pueblo a vivir con mayor austeridad la vida, para estar en plena conformidad con la fe cristiana. Atendió a multitud de fíeles predicándoles sobre las cosas de Dios con sencillas y adecuadas palabras; enseñó en la calle a los niños, escuchó pacientemente las confesiones en la Iglesia y llevaba él mismo el Santo Viático a los moribundos. Luego, con toda diligencia y solicitud, procuró mover a los sacerdotes para que se entregaran a una vida más santa desde la asiduidad de la oración. Celebró siete sínodos y fomentó la evangelización de la diócesis; fundó el Colegio del Corpus Christi para la formación del clero y para honrar solemnemente al Santísimo Sacramento. Edificó con su santidad de vida, reflejo de su profundo amor a Dios en el Santísimo Sacramento y de su pureza con un singular amor a la pobreza. Murió en el año 1611 y el Papa San Juan XXIII lo canonizó en 1960.

lunes, 28 de enero de 2019

SANTA MARGARITA BOURGEOYS

(*1620/+1700)

"¡Quó bueno es que los jóvenes sean «callejeros de la fe», felices de llevar a Jesús a cada calle, a cada rincón de la tierra!". (Papa Francisco)

Nació en Troyes (Francia) en el año 1620. A los veinte años, quiso ingresar con las Carmelitas y las Clarisas, pero no fue aceptada. En 1652, el gobernador de la pequeña colonia francesa Villa María, en Canadá, la invitó como maestra. Ella reconoció en esto el llamamiento divino y decidió partir. Después de cuatro meses, llegó a Canadá y, al mes, a Villa María, la pequeña colonia que luego se convertiría en la ciudad de Montreal. Ahí Margarita enseñaba el catecismo, curaba enfermos y ayudaba a los soldados heridos y a los necesitados. Además, hizo restaurar la gran cruz de Montreal que había sido destruida unos años atrás y se las arregló para construir una nueva capilla dedicada a Nuestra Señora en 1667. Al año siguiente, inauguró la primera escuela de Montreal en un antiguo establo con una docena de alumnos; allí Margarita acogió también a los hijos de los indígenas. Al regresar a Francia (de 1670 a 1672), consiguió la aprobación del rey Luis XIV para la fundación de la Congregación de Nuestra Señora, la cual se consolidó en el año 1676. En 1698, las veinticuatro hermanas pudieron hacer la profesión religiosa. Durante el último día de 1699, la fundadora ofreció su vida para salvar la de una religiosa que estaba gravemente enferma. Habiendo recobrado ella la salud, la madre murió en enero de 1700. El Papa San Juan Pablo II, al canonizarla en 1982, la recordó con estas palabras: “dedicó totalmente su vida a los más necesitados, a partir de la edad de 20 años. Su campo de acción fueron las familias pobres de la ciudad natal. De modo especial cooperó con a la edificación de aquel nuevo país (Canadá) intuyendo el papel determinante de las mujeres, y se afanó con asiduidad en su formación con un espíritu profundamente cristiano”.

viernes, 25 de enero de 2019

SAN TEODOSIO

(*423/+529) 

Después de una larga vida en soledad, aceptó junto a él a muchos discípulos e inculcó la vida comunitaria en los monasterios que construyó. Nació en Turquía en el año 423. Su nombre significa “regalo de Dios” y desde pequeño, por costumbre de casa, leía con mucho fervor las Sagradas Escrituras. Siguiendo el ejemplo de Abraham, San Teodosio decidió dejar sus riquezasy su familia para peregrinar a Jerusalén, Belén y Nazaret, y luego convertirse en religioso. Tiempo después, se fue a vivir no muy lejos de Belén, en donde tuvo como guía espiritual al abad Longinos y, al ser ordenado como sacerdote, recibió la orden de encargarse del culto de un templo ubicado entre Jerusalén y Belén. El santo desplegó su labor con mucha sabiduría y humildad, y fue testimonio de una vida santa y llena de oración, lo cual motivó a que otros jóvenes también desearan convertirse en religiosos. Esto lo condujo a fundar tres conventos en las cercanías de Belén. Estos monasterios eran como una ciudad de santos en el desierto, pues todo se hacía a su tiempo, con exactitud, oración, trabajo y descanso. Era admirable su vigoren la ancianidad, a pesar de que ayunaba y empleaba muchas noches en la oración. El santo también construyó, cerca de Belén, tres hospitales para la atención de ancianos, enfermos necesitados y discapacitados. Al final de su vida, San Teodosio enfermó y como él había curado a tantos enfermos con su oración, un discípulo le aconsejó que le pidiera a Dios que le quitara la enfermedad. El santo le respondió: “Eso sería falta de paciencia; no aceptar la santa Voluntad del Señor. ¿No sabes que todo redunda en bien de los que aman a Dios?”. Murió en el año 529 y el Arzobispo de Jerusalén y muchos ciudadanos de Tierra Santa asistieron a su entierro y durante su funeral se obraron varios milagros.

jueves, 24 de enero de 2019

BEATA ANA DE LOS ÁNGELES MONTEAGUDO

(*1602/+1686) 

Se distinguió por su total entrega a Dios y a los hermanos, y supo armonizar su vida contemplativa con su gran celo misionero. Nació en Arequipa (Perú) en el año 1602. Conforme a las costumbres de la época, Sor Ana fue internada por sus padres en el monasterio de Santa Catalina. De regreso al hogar, no la animaron ni los halagos del mundo ni las perspectivas de un ventajoso matrimonio; deseó hacerse religiosa e hizo realidad ese anhelo ante la indignada reacción de sus padres. En 1618, inició el noviciado y añadió a su nombre el apelativo “de los Ángeles”. Vivió con entusiasmo los ideales de Santo Domingo de Guzmán y de Santa Catalina de Siena y con el tiempo llegó a ser maestra de novicias y priora en 1647. El Papa San Juan Pablo II, durante la ceremonia de beatificación, reflexionó acerca de su vida: “En ella admiramos sobre todo a la cristiana ejemplar, a la contemplativa monja dominica del célebre monasterio de Santa Catalina, monumento de arte y de piedad del que los arequipeños se sienten con razón orgullosos. Ella realizó en su vida el programa dominicano de la luz, de la verdad, del amor y de la vida, concentrado en la conocida frase: ‘contemplar y transmitir lo contemplado’. Sor Ana de los Ángeles realizó este programa con una intensa, austera y radical entrega a la vida monástica, según el estilo de la orden de Santo Domingo, en la contemplación del Misterio de Cristo, Verdad y Sabiduría de Dios. Fue maestra espiritual y fiel ejecutora de las normas de la Iglesia que urgían la reforma de los monasterios. Sabía acoger a todos los que dependían de ella, encaminándolos por los senderos del perdón y de la vida de gracia”. Murió en Arequipa (Perú) en el año 1686. El Papa San Juan Pablo II la beatificó en 1985. 


miércoles, 23 de enero de 2019

SANTAS ÁGATA Yl SOSA Y TERESA KIM

(+1840) 

La República de Corea dio a la Iglesia y al mundo maravillosos testimonios de fe, tanto de misioneros venidos del extranjero, como de cristianos y sacerdotes nacidos en Corea. Todos regaron con su propia sangre la naciente Iglesia coreana que empezó a crecer y fructificar hasta nuestros días, y se constituyó en Vicariato Apostólico en 1831 por disposición del Papa Gregorio XVI. En ese momento la comunidad católica oscilaba entre 6.000 a 10.000 fieles. Por un tiempo, se apaciguó la persecución en contra del cristianismo, pero en 1839, por un decreto expreso del gran consejo, inició nuevamente con el testimonio de sangre de muchos hombres y mujeres. Ágata Yi Sosa tuvo el privilegio de ser también hija de mártires y Teresa Kim, viuda, fue su amiga y colaboradora de San Andrés Kim, el primer sacerdote coreano martirizado. El 9 de enero de 1840, ambas fueron conducidas a la cárcel de Seúl, y allí fueron estranguladas. El propósito de los ejecutores era el ahogar la fe cristiana en Corea, pero este intento, lejos de conseguir su finalidad, ayudó a incrementar la fe en el país. A estas dos mujeres les siguió una larga lista de gente sencilla, humilde, llena de fe y amor por Jesucristo, que dio como testimonio lo único que tenía, su propia vida. En 1984 el Papa San Juan Pablo II las inscribió en el catálogo de los santos junto con Andrés Kim Taegón y otros cien mártires coreanos. Sus restos son venerados en la cripta de la catedral de Seúl.

martes, 22 de enero de 2019

SANTAS ÁGATA Yl SOSA Y TERESA KIM

(+1840)

La República de Corea dio a la Iglesia y al mundo maravillosos testimonios de fe, tanto de misioneros venidos del extranjero, como de cristianos y sacerdotes nacidos en Corea. Todos regaron con su propia sangre la naciente Iglesia coreana que empezó a crecer y fructificar hasta nuestros días, y se constituyó en Vicariato Apostólico en 1831 por disposición del Papa Gregorio XVI. En ese momento la comunidad católica oscilaba entre 6.000 a 10.000 fieles. Por un tiempo, se apaciguó la persecución en contra del cristianismo, pero en 1839, por un decreto expreso del gran consejo, inició nuevamente con el testimonio de sangre de muchos hombres y mujeres. Ágata Yi Sosa tuvo el privilegio de ser también hija de mártires y Teresa Kim, viuda, fue su amiga y colaboradora de San Andrés Kim, el primer sacerdote coreano martirizado. El 9 de enero de 1840, ambas fueron conducidas a la cárcel de Seúl, y allí fueron estranguladas. El propósito de los ejecutores era el ahogar la fe cristiana en Corea, pero este intento, lejos de conseguir su finalidad, ayudó a incrementar la fe en el país. A estas dos mujeres les siguió una larga lista de gente sencilla, humilde, llena de fe y amor por Jesucristo, que dio como testimonio lo único que tenía, su propia vida. En 1984 el Papa San Juan Pablo II las inscribió en el catálogo de los santos junto con Andrés Kim Taegón y otros cien mártires coreanos. Sus restos son venerados en la cripta de la catedral de Seúl.

lunes, 21 de enero de 2019

SAN SEVERINO ABAD

(+482) 

Martes 

Tenía el don de profecía y de consejo, dos preciosos tesoros que el Espíritu Santo da a quienes le piden con mucha fe. Nació probablemente en Roma (Italia), pero se desconoce la fecha de su nacimiento. A nadie le decía que era romano ni que provenía de una familia noble y rica. También decía: “Para los que hacen el bien, habrá gloria, honor y paz, pero para los que hacen el mal, tristeza y castigos vendrán” (Rm 2, 10). Anunciaba que no es cierto lo que se imaginan muchos pecadores: “He pecado y nada malo me ha pasado”, pues todo pecado trae castigos que son consecuencias del mal obrar. Este santo era muy inclinado a vivir retirado y en oración; por eso, durante 30 años, fue fundando monasterios, pero las inspiraciones del Cielo le mandaban irse a las multitudes a predicar penitencia y conversión. Buscando pecadores para convertir, recorría las inmensas llanuras de Austria y Alemania, siempre descalzo, aunque estuviera andando sobre las más heladas nieves. Reunía multitudes y al predicar la penitencia y la necesidad de ayudar al pobre, despertaba en sus oyentes gran confianza en Dios y un serio temor de ofenderlo. Vestía siempre una túnica desgastada y vieja, era respetado por cristianos y bárbaros, por pobres y ricos, pues todos lo consideraban en vida un verdadero santo. En la Solemnidad de la Epifanía, al sentir que se iba a morir, llamó entonces a las autoridades civiles de la ciudad y les dijo: “Si quieren tener la bendición de Dios, respeten mucho los derechos de los demás, ayuden a los necesitados y esmérense por ayudar en todo lo posible a los monasterios y a los templos”. Sus últimas palabras fueron las del salmo 150: “Todo ser que tiene vida, alabe al Señor”. Murió en el año 482.

viernes, 18 de enero de 2019

SAN RAIMUNDO DE PEÑAFORT

(*1175/+1275)

Fue un hombre santo y sabio, además de buen consejero. Recibia con amabilidad a débiles e importantes, y amó intensamente a la Virgen María. Nació en el año 1175 en Peñafort (España). Fue formado en una familia llena de valores, donde se forjó como persona y como cristiano. Comenzó sus estudios en Barcelona y ejerció como profesor en la Universidad de Bolonia, donde obtuvo el doctorado en derecho civil y eclesiástico. Al sentir el X llamado que el Señor le hacía, decidió S ingresar en la Orden de Predicadores ocho meses después de la muerte de Santo Domingo de Guzmán, fundador de esa Comunidad. Pidió a sus superiores que le pusieran oficios duros para hacer penitencia de sus pecados, especialmente de su orgullo, pero los superiores le pusieron la tarea de dedicarse a coleccionar las respuestas que los sabios antiguos de la Iglesia daban a ciertas preguntas difíciles de los fieles, lo cual llamó “Casos de conciencia” y compuso entonces su famoso libro llamado "Summa” o resumen de respuestas difíciles en la Confesión. San Raimundo obtuvo de Dios la “eficacia de la palabra”, es decir, su predicación lograba conmover a los oyentes y convertirlos por obra del Santo Espíritu. Así recorrió ciudades y campos de Aragón, Castilla

y Cataluña; los que lo acompañaban decían que parecía casi imposible que un predicador lograra tantas conversiones con sus sermones. Los últimos 33 años de su vida los dedicó a convertir cristianos pecadores y a obtener que muchos musulmanes se convirtieran al cristianismo. Murió en el año 1275 en Barcelona (España). En 1601 el Papa Clemente VIII lo canonizó.

jueves, 17 de enero de 2019

SAN CARLOS DE SAN ANDRÉS HOUBEN

(*1821/+1893) 

Sacerdote pasionista 

San Carlos llevaba siempre en la mano un pequeño crucifijo, para no apartarse de la contemplación de la Pasión, y celebró con mucho fervor la Santa Misa, que a menudo prolongaba más de lo común. Nació en 1821 en Monstergeleen (Holanda). Tras completar los estudios filosóficos y teológicos, recibió la ordenación sacerdotal. Fue un sacerdote de singular piedad que se distinguió particularmente en el ejercicio d* la obediencia; en la práctica de la! pobreza, de la humildad y de la sencillez, y, aún más, en la devoción a la Pasión del Señor. El Papa Benedicto XVI, durante la ceremonia de canonización de este santo, narró con fervor cómo “el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado. Verdaderamente, en el caso de este sacerdote pasionista vemos cómo ese amor se derramó en una vida dedicada totalmente al cuidado de las almas. Durante sus numerosos años de ministerio sacerdotal en Inglaterra e Irlanda, la gente acudía en gran número a él para buscar su sabio consejo, su atención compasiva y su contacto sanador. En los enfermos y en los que sufrían reconocía el Rostro de Cristo crucificado, por quien tuvo devoción durante toda su vida. Bebió a fondo de los manantiales de agua viva que brotan del costado traspasado de Cristo, y con la fuerza del Espíritu Santo testimonió ante el mundo el amor del Padre. En el funeral de este amadísimo sacerdote, conocido afectuosamente como el padre Carlos de Mount Argus, su superior afirmó: El pueblo ya lo ha declarado santo”. Murió en el año 1893. El Papa Benedicto XVI lo canonizó en el 2007.

miércoles, 16 de enero de 2019

SANTA ISABEL ANA BAYLEY SETON

(*1774/+1821)
Se conoce por ser la primera Santa nacida en los Estados Unidos y la fundadora de las Hermanas de la Caridad de San José. Nació en Nueva York (Estados Unidos) en 1774, en el seno de una familia de la Iglesia Episcopaliana. Contrajo matrimonio con William Seton con el que tuvo cinco hijos; sin embargo, el 27 de diciembre de 1803 enviudó y cerca de un año y cuatro meses después, el 14 de marzo de 1805, se convirtió al catolicismo, lo cual supuso para ella múltiples pruebas, tanto interiores como exteriores, procedentes de parientes y amigos. El Papa San Juan XXIII, en la homilía del 17 de marzo de 1963, recalcó que esta santa mujer “llegó al catolicismo no a través de la negación del pasado, sino como a una meta providencial de estudio, de oración y de caridad, a la cual la disponía la orientación de su vida anterior. Un paso después de otro, se encontró en el seno de la Iglesia Católica, fue para ella un enriquecer el patrimonio que ya poseía, un abrir el cofre cerrado que estaba en sus manos, un penetrar en el conocimiento de la verdad plena, cerca de cuya morada se había encontrado desde sus jóvenes años. Isabel Seton, que fue objeto de especial amor a Dios y al prójimo, dio, a su vez, impulso y avance a la caridad”. En 1809, fundó el Instituto de Hermanas de la Caridad de San José en la Diócesis de Baltimore. Murió en Emmitsburg (Estados Unidos) en el año 1821. En 1975, el Papa Pablo VI la canonizó.

martes, 15 de enero de 2019

SANTOS BASILIO MAGNO Y GREGORIO NACIANCENO

Obispos y Doctores de la Iglesia 

Estos santos son recordados porque combatieron las herejías en contra de la divinidad del Hijo de Dios y la desigualdad divina del Espíritu Santo. San Gregorio Nacianceno nació en Capadocia (actual Turquía) en el año 330. Recibió el apelativo de teólogo por ser un gran defensor de la fe Trinitaria, la cual profesaba y por la cual decía: “Un solo Dios en tres Personas iguales y distintas”. Su gran amor por la Virgen María ío llevó a proponerla como modelo de vida cristiana. Su vida llena de fervor lo condujo a decir: “Nada me parece más grande que hacer callar a los sentidos; salir de la carne del mundo; recogerse en sí mismo; no ocuparse ya de las cosas humanas, salvo de las estrictamente necesarias; hablar consigo mismo y con Dios; vivir una vida que trascienda las cosas visibles; ser realmente un espejo inmaculado de Dios y de las cosas divinas, y llegar a serlo cada vez más, tomando luz de la Luz”. Murió en Nacianzo hacia el año 390. Estando en Atenas, conoció a San Basilio, quien nació en Cesárea de Capadocia (Turquía) hacia el año 330. Los éxitos mundanos no satisfacían su vida y creyó haber perdido mucho tiempo en vanidades, por eso exclamó: “Un día, como si despertara de un sueño profundo, volví mis ojos a la admirable luz de la verdad del Evangelio, y lloré por mi miserable vida”. Entre sus tratados teológicos recordamos uno de suma importancia: el tratado sobre el Espíritu Santo, quien lo movió a ser amante de la vida monástica y a establecer un nuevo modo de vivirla, centrado en la oración y el trabajo intelectual y manual. Fundó un monasterio en Turquía, donde sus monjes tenían escuelas y hospitales en los cuales se dedicaban al servicio de los pobres y mostraban la integridad de la vida cristiana. Murió en el año 379 con la esperanza de la vida eterna.

lunes, 14 de enero de 2019

SANTA MARIA, MADRE DE DIOS

Iniciamos este año 2019 en Nombre del Señor y de la Madre de Dios y Madre Nuestra. Este dogma de fe, de la maternidad divina, fue declarado en el Concilio de Éfeso en el año 431. El Papa Francisco, en la Homilía de la Solemnidad de Santa María Madre de Dios del año anterior, afirma que: “Madre de Dios es el título más importante de la Virgen. Pero nos podemos plantear una cuestión: ¿Por qué decimos Madre de Dios y no Madre de Jesús? Algunos en el pasado pidieron limitarse a esto, pero la Iglesia afirmó: María es Madre de Dios. Tenemos que dar gracias porque estas palabras contienen una verdad espléndida sobre Dios y sobre nosotros. Y es que, desde que el Señor se encarnó en María, y por siempre, nuestra humanidad está indefectiblemente unida a Él. Ya no existe Dios sin el hombre: la carne que Jesús tomó de su Madre es suya también ahora y lo será para siempre. Decir Madre de Dios nos recuerda esto: Dios se ha hecho cercano con la humanidad como un niño a su madre que lo lleva en el seno. La palabra madre (mater) hace referencia también a la palabra materia. En su Madre, el Dios del cielo, el Dios infinito se ha hecho pequeño, se ha hecho materia, para estar no solamente con nosotros, sino también para ser como nosotros. He aquí el milagro, he aquí la novedad: el hombre ya no está solo; ya no es huérfano, sino que es hijo para siempre. El año se abre con esta novedad. Y nosotros la proclamamos diciendo: ¡Madre de Dios! Es el gozo de saber que nuestra soledad ha sido derrotada. Es la belleza de sabernos hijos amados, de conocer que no nos podrán quitar jamás esta infancia”. Hoy también celebramos la Jornada Mundial de Oración por la Paz y le pedimos a nuestra Madre Santísima que custodie este año y traiga la paz de su Hijo a nuestros corazones y al mundo entero.

viernes, 11 de enero de 2019

EL SEÑOR HA ESTADO GRANDE CON NOSOTROS Y ESTAMOS ALEGRES

Con las palabras del Salmo (Sal 125, 3) damos inicio a este nuevo año que Dios Trinidad nos ha concedido. Son muchas las cosas que recibimos de Dios; aprendamos a valorarlas y a ser agradecidos con Aquel que es nuestro mayor proveedor. Haber vivido 365 días ya es motivo suficiente para decir: “El Señor ha estado grande con nosotros”. Este nuevo año está cargado de planes, sueños, metas e ilusiones; más al saber que Dios estará de nuestro lado y que sin importar las circunstancias Él siempre proveerá lo necesario para saber enfrentar la cotidianidad. Lo más importante es poner todo en manos de Dios, para que Él nos dé su Bendición y así esté presente su infinito e inefable Amor en cada instante de nuestra vida. 

Así como nos hemos planteado propósitos personales, profesionales y materiales, no dejemos de lado los propósitos espirituales, por ejemplo: Orar todos los días, recordemos que el tiempo le pertenece a Dios; leer la Sagrada Escritura, ojalá establezcamos un plan de lectura diaria; asistir con devoción y amor a la Eucaristía dominical y días de guarda, y si podemos hacerlo también entre semana mucho mejor; orar el Santo Rosario en familia, y hacer con frecuencia obras de misericordia, compartir con el que necesita las bendiciones que hemos recibido. 

Debemos perseverar en lo que nos hemos propuesto para que los frutos sean abundantes y la gracia divina permanezca en nuestros corazones; por eso, en este nuevo año vamos a tener la fe puesta en Dios, para que nada ni nadie nos desvíe del camino que lleva a la Salvación. Estamos llamados a vivir con coraje el presente, dejando en las manos de Dios lo venidero. 

Además, “El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres” porque nos ha regalado una Madre Maravillosa; por eso el año inicia con la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios. Ella nos enseña “a hacer lo que Él nos dice”, porque está convencida de que la Voluntad de Dios es nuestra mayor garantía. 

Hermanos, que este nuevo año traiga muchas cosas buenas, entre ellas el poder recorrer un camino espiritual que suscite en nosotros madurez, sensatez y sabiduría, para dar al mundo razón de nuestra fe. Queremos agradecerles su deseo de seguir con nosotros, de hacer parte de esta gran familia y permitirnos llegar hasta ustedes a través de la Palabra de Dios y de lo que Ella significa para todo creyente. Les deseamos UN FELIZ AÑO 2019.

jueves, 10 de enero de 2019

ARQUIDIÓCESIS DE BOGOTÁ VICARÍA PASTORAL EPISCOPAL TERRITORIAL DE SAN JOSÉ PARROQUIA SAN MARTÍN DE TOURS

La Parroquia San Martín de Tours comprende los barrios San Martín de Loba Sectores I y II, San Miguel, La Península y Malvinas Sectores I, II y III, ubicados en la localidad de San Cristóbal, en el sur de Bogotá. En la década de los años 70, un grupo de vecinos del sector de San Martín de Loba gestionó la celebración de la Santa Misa por primera vez y fue el Párroco de María Auxiliadora (La Victoria), el Padre Gustavo Jaramillo, quien acudió al llamado y asistía cada 8 o 15 días a celebrar. La comunidad vio la necesidad de construir una capilla y acudió al urbanizador Alvaro Abondano, quien donó un terreno para tal fin. 

Ese lote se ubicaba en Malvinas, sitio difícil para la asistencia del pueblo; ante esta situación, un grupo de fieles, junto con el Padre Jaramillo, decidieron hablar con el Vicario episcopal y consiguieron que la Curia les comprara el terreno donde actualmente está el templo. El comité comunitario, en cabeza del señor Alberto Montealegre, inició los trabajos de construcción de la capilla y con gran entusiasmo lo hicieron todos los domingos contando con la colaboración de familias enteras. A la llegada del Padre Valencia, nuevo párroco de María Auxiliadora, ya estaba lista la capilla y se celebraba allí la Eucaristía dominical. 

A lo largo de estos 35 años de vida del Templo, sus diferentes Párrocos han trabajado arduamente por construir ante todo una comunidad viva y capaz de responder al llamado de Jesús. En comunión con la Iglesia Universal y como comunidad de comunidades, la Parroquia busca edificar al ser humano como persona desde su realidad concreta y desde la familia, para que, con base en una experiencia profunda de Dios y en comunión con Él, pueda reflejar el Misterio del Amor divino en su relación con sus hermanos y consigo mismo, a través del compromiso de hacer visible el Reino de Dios en el mundo entero. Queremos favorecer un espacio de conversión permanente, para que todos, al sentir el amor de Dios, puedan anunciarlo con valentía a los demás en comunión con toda la comunidad creyente. Además, a la luz de la fe y movidos por la acción de Cristo, buscamos abrir entre todos nuevos caminos de sana convivencia, para que sea un espacio de comunión, fraternidad, justicia, misericordia y conversión. Para que este anuncio profético se pueda sentir en todos los rincones de la 

Parroquia, trabajamos arduamente en el Plan Arquidiocesano de Evangelización (Plan E), a fin de promover la formación evangelizadora de todos los laicos. 

Nuestra parroquia cuenta con un buen número de laicos comprometidos que viven su compromiso bautismal, participando de manera activa en los diferentes grupos apostólicos: Escuela Parroquial de Catequistas ESPAC, Catequesis parroquial Curso de Biblia, Catequesis pre sacramental de Comunión y Confirmación, Catequesis pre bautismal para padres y padrinos, Ministerio de la Sagrada Comunión (compuesto por varias personas que visitan los sábados, junto con el Párroco, a los enfermos) y Pastoral Social, que cuenta con el apoyo del Banco Arquidiocesano de Alimentos, la Vicaría Episcopal de San José y la Parroquia el Niño Jesús del 20 de Julio, para desarrollar quincenalmente el Programa Tejiendo Comunidad, que favorece con mercados a familias o personas en situación vulnerable. Estos grupos pastorales vienen respondiendo a las necesidades eclesiales y sociales en nuestra parroquia. 

El EPEM (Equipo Pastoral de Evangelización Misionera) fijó algunos criterios pastorales que han sido analizados, corregidos y aprobados para que sean los ejes transversales en la programación, desarrollo y evaluación de las diversas actividades pastorales. 

Enriquecidos con el proceso vicarial y arquidiocesano, se busca que en cada una de las acciones pastorales de la parroquia se encuentren los siguientes valores: espiritualidad, arraigo en la Palabra, unidad pastoral, formación permanente, calidad, excelencia y participación. Agradecemos a la Familia Minutos de Amor por darnos esta oportunidad para mostrar parte de nuestro trabajo pastoral a favor de esta comunidad parroquial.

miércoles, 9 de enero de 2019

SAN SILVESTRE I

('Siglo III/+335)

Nació en Roma en el siglo III y fue elegido Sumo Pontífice en el año 314, cargo en el que estuvo hasta el año 335. Vivió bajo el reinado de Constantino el Grande, tiempo de mucha relevancia, pues en esta época se terminan largos años de persecución y tormentos para los cristianos que querían vivir su fe en paz y tranquilidad. El Obispo Eusebio de Cesárea escribió acerca de esta paz: “Los que tenemos puesta la esperanza en Cristo gozamos de una alegría increíble, y en el rostro de todos brillaba una especie de divina jovialidad al ver cómo los lugares antes derribados por la impiedad de los tíranos revivían como si se levantaran de una larga y funesta enfermedad, al ver cómo los templos volvían a alzarse desde el suelo hasta grandes alturas  

"Detengámonos a contemplar el pesebre; entremos en la verdadom Navidad con los pastores, llevando al Niño Jesús lo que somos". (Papa Francisco) 
Lunes
y cómo resplandecían con un culto mucho más esplendoroso que el de antes de ser destruido". El emperador Constantino le regaló a San Silvestre el palacio de Letrán en Roma para que fuera la sede del Vicario de Cristo y este Papa construyó la antigua Basílica de San Pedro en el Vaticano y la primera Basílica de Letrán. Durante su Pontificado, convocó el Concilio de Nicea del año 325, en el cual los obispos de todo el mundo declararon que el Hijo de Dios es engendrado, no creado y de la misma substancia que el Padre, y condenó a Arrio que afirmaba que el Hijo de Dios salió de la nada y que sería de una substancia distinta a la del Padre (Concilio de Nicea: DS 130). También luchó contra la herejía donatista, que afirmaba que la Iglesia visible está compuesta solamente de justos y santos, y que los sacramentos son inválidos si se administran por un ministro indigno, lo cual no es así. Además, el Papa San Silvestre tuvo la alegría de bautizar a Constantino, el primer emperador que se hizo cristiano, ya que todos los anteriores habían sido paganos y perseguidores de los cristianos. Murió en el año 335 en Roma.

martes, 8 de enero de 2019

SANTO TOMÁS BECKET

(*1118/+1170) 

Obispo y mártir Hombre austero, piadoso, entregado a sus deberes con sinceridad, guiado por su conciencia y muy tenaz en la defensa de la libertad de la Iglesia. Nació en Londres en 1118. Al ser ordenado Diácono fue colaborador del arzobispo de Canterbury, Teobaldo. Este murió en 1161 y el rey Enrique II, gracias al privilegio que le había concedido el Papa, pudo elegir a Santo Tomás como sucesor para la sede primada de Canterbury. Tras este nombramiento, nuestro santo se convirtió en un gran defensor de los derechos de la Iglesia y un celoso pastor de almas; sin embargo, Santo Tomás le había advertido al rey: “Señor, si Dios permite que yo sea arzobispo de Canterbury, perderé la amistad de su majestad”. Tras ser ordenado sacerdote el 3 de junio de 1162, y luego consagrado obispo, Santo Tomás Becket no tardó en enemistarse con el soberano. Las “Constituciones de Clarendon” de 1164 habían restablecido ciertos derechos abusivos del rey caídos en desuso; Santo Tomás Becket no quiso reconocer las nuevas leyes, por eso se ganó la ira del rey y tuvo que huir a Francia, donde pasó seis años de destierro. Tras haberse establecido una paz formal con el rey, y por los consejos de moderación del Papa Alejandro III, Santo Tomás pudo regresar a Canterbury y fue recibido triunfalmente por los fieles. Como primer acto, desautorizó a los obispos que habían aceptado las “Constituciones” del rey; este hecho hizo que Enrique II perdiera la paciencia, lo cual se reflejó en esta frase: “¿quién me quitará de entre los pies a este cura intrigante?”. Cuatro caballeros armados, sicarios del Rey, salieron para Canterbury y a pesar de las advertencias el arzobispo permaneció en su puesto. Él los recibió en la catedral, revestido con los ornamentos sagrados, y se dejó apuñalar sin oponer resistencia, exclamando: “acepto la muerte por el Nombre de Jesús y por la Iglesia”. Murió martirizado en el año 1170 en Canterbury (Inglaterra). El Papa Alejandro III lo canonizó en el año 1173.

lunes, 7 de enero de 2019

SAN JUAN

Apóstol y Evangelista Este discípulo de Jesús era hermano de Santiago, hijo de Zebedeo, oriundo de Betsaida y autor del cuarto Evangelio y del libro del Apocalipsis. El Papa Benedicto XVI, en la Audiencia General del 5 de julio de 2006, nos recuerda que Juan “estaba arreglando las redes a orillas del lago de Tiberíades, cuando Jesús lo llamó junto a su hermano (Mt 4, 21; Me 1, 19). Juan siempre forma parte del grupo que Jesús lleva consigo en determinadas ocasiones. Dentro de la Iglesia de Jerusalén, Juan ocupó un puesto importante en la dirección del primer grupo de cristianos. De hecho, Pablo lo incluye entre los que llama las ‘columnas’ de esa comunidad (Ga 2, 9). En realidad, Lucas, en los Hechos de los Apóstoles, lo presenta junto a Pedro mientras van a rezar al templo o cuando comparecen ante el Sanedrín para testimoniar su fe en Jesucristo. Junto con Pedro es enviado por la Iglesia de Jerusalén a confirmar a los que habían aceptado el Evangelio en Samaría, orando por ellos para que recibieran el Espíritu Santo. Según la tradición, Juan es ‘el discípulo predilecto’, que en el cuarto Evangelio se recuesta sobre el pecho del Maestro durante la última Cena, se encuentra al pie de la Cruz junto a la Madre de Jesús y, por último, es testigo tanto de la tumba vacía como de la Presencia del Resucitado. Sabemos que los expertos discuten hoy esta identificación, pues algunos de ellos solo ven en él al prototipo del discípulo de Jesús. Dejando que los exégetas aclaren la cuestión, nosotros nos contentamos ahora con sacar una lección importante para nuestra vida: el Señor desea que cada uno de nosotros sea un discípulo que viva una amistad personal con Él. Para realizar esto no basta seguirlo y escucharlo exteriormente; también hay que vivir con Él y como Él”. San Juan murió en Éfeso durante el imperio de Trajano (98-117). 

viernes, 4 de enero de 2019

SAN ESTEBAN, PROTOMÁRTIR

(+40)

Diácono y Primer Mártir de la Iglesia. Hombre lleno de Espíritu Santo y sabiduría que recibió la corona del martirio por anunciar la Buena Noticia. Nació en Jerusalén en tiempos del Señor Jesús. El Papa Francisco, en el Angelus del 26 de diciembre de 2015, nos hace reflexionar al afirmar que “el recuerdo del primer mártir sigu inmediatamente a la Solemnidad de la Navidad. Ayer contemplábamos el amor misericordioso de Dios, que se ha hecho carne por nosotros; hoy vemos la respuesta coherente del discípulo de Jesús, que da su vida. Ayer nació en la tierra el Salvador; hoy nace para el cielo su testigo fiel. Ayer, como hoy, aparecen las tinieblas del rechazo de la vida, pero brilla más fuerte aún la luz del amor, que vence el odio e inaugura un mundo nuevo. Hay un aspecto particular en el relato de hoy de los Hechos de los Apóstoles, que acerca a San Esteban al Señor. Es su perdón antes de morir lapidado. Jesús, clavado en la cruz, había dicho: ‘Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen’ (Le 23, 34); de modo semejante, Esteban ‘poniéndose de rodillas, exclamó en alta voz: Señor, no les tengas en cuenta este pecado' (Hch 7, 60). Por tanto, Esteban es mártir, que significa testigo, porque obra como Jesús. En efecto, es un verdadero testigo el que se comporta como Él: quien ora, ama y da, pero, sobre todo, el que perdona, porque el perdón, como dice la misma Palabra, es la expresión más alta del don. Pero perdonar no es una cosa fácil, es siempre muy difícil. ¿Cómo podemos imitar a Jesús? ¿Por dónde comenzar para disculpar las pequeñas o grandes ofensas que sufrimos cada día? Ante todo por la oración, como hizo Esteban. Se comienza por el propio corazón: podemos afrontar con la oración el resentimiento que experimentamos, encomendando a quien nos ha hecho el mal a la misericordia de Dios: Señor, te pido por él, te pido por ella”. San Esteban murió martirizado en Jerusalén hacia el año 40. Sus reliquias se veneran en la Basílica de San Lorenzo.

jueves, 3 de enero de 2019

LA NAVIDAD TRAE CONSIGO UNA PROMESA

La Natividad de Jesús no es un evento más dentro de la historia; por el contrario, es un suceso que ha llegado a transformar el corazón de millones de personas alrededor del mundo. El mismo Evangelio de San Juan da testimonio de este hecho cuando afirma: “Jesús hizo en presencia de sus discípulos muchos más signos de los que han sido narrados en este libro. Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios; y para que, creyendo, tengan en Él vida eterna.” (Jn 20, 30- 31). ¡Cómo llegar a menospreciar el testimonio que el mismo Hijo de Dios ha querido dar a través de sencillos instrumentos que han manifestado con gozo el obrar de Dios en sus vidas! El salmo 70 expresa la experiencia de aquel que reconoce que Dios, desde el vientre materno y mucho antes, ha sido confianza, apoyo y sustento, y por las mismas razones no escatima esfuerzos para proclamar a viva voz las maravillas que el Señor del universo ha hecho en él. Jesús no llega solo, trae consigo una promesa y esta quiere llegar a los corazones de muchos seres humanos, pero para que eso sea posible es necesario que estemos dispuestos a no ser simples espectadores, sino instrumentos vivos en las manos de Aquel que trae esperanza. Unámonos al Fiat de la Madre de Dios para que infunda en nosotros el deseo de asumir con valentía la Voluntad del Padre.

miércoles, 2 de enero de 2019

SAN JUAN DE LA CRUZ

(*1542/+1591)

Cofundador de la Orden de los Carmelitas descalzos

Presbítero y Doctor de la Iglesia, nació en Fontiveros (España) en 1542. A los 21 años fue recibido como religioso en Diciembre

la comunidad de Padres Carmelitas al ser ordenado sacerdote en 1567, pidió a Dios como especial regalo que lo conservara siempre en gracia, sin pecado y que pudiera sufrir con mucho valor y paciencia toda clase de dolores, penas y enfermedades. Junto con Santa Teresa de Jesús, fundó la comunidad de Carmelitas descalzos; allí tomó el nombre de Juan de la Cruz. Al fundar su nuevo convento en Salamanca (España), fue nombrado como rector y se dedicó con todas sus fuerzas al apostolado, pues Dios le había concedido una cualidad especial: la de saber enseñar el método para llegar a la santidad. El Papa San Juan Pablo II nos recordó que “Juan de la Cruz siguió las huellas del Maestro, retirándose a oraren parajes solitarios. Lo hizo en largas vigilias de oración al pie de la Eucaristía, ese Vivo pan’ que da la vida, y que lleva hasta el manantial primero del amor trinitario. San Juan de la Cruz, con su propia experiencia, nos invita a la confianza, a dejarnos purificar por Dios; en la fe esperanzada y amorosa, la noche empieza a conocer ‘los levantes de la aurora’; se hace luminosa como una noche de Pascua (‘¡Oh noche amable más que la alborada!’) y anuncia la Resurrección y la victoria, la venida del Esposo que junta consigo y transforma al cristiano: Amada en el Amado transformada”. Al partir hacia la casa del Padre, en 1591, dijo: ‘‘Hoy voy a cantar el Oficio en el Cielo”. En el año 1726 fue canonizado por el Papa Benedicto XIII y proclamado Doctor de la Iglesia en 1926 por el Papa Pío XI.

martes, 1 de enero de 2019

SANTA LUCÍA

(*283/+304)


Patrona de los ciegos

Fue una joven laica cristiana mprometida con su fe que desde ly joven decidió consagrarse a Dios, conservando su pureza virginal. Nació el año 283 en Siracusa (Italia), cuando llegó a la adolescencia su madre, Eutiquia, quiso darla como esposa a un joven rico pagano; sin embargo, nuestra Santa imploró juiosamente a Dios que la liberara ese matrimonio no voluntario. El flor escuchó su oración y Eutiquia 'ó gravemente enferma. Santa la le dijo a su madre: 

“Vamos en peregrinación a la tumba de Santa Águeda y si quedas curada, me concederás el permiso para no casarme”. Realizaron un peregrinaje a la tumba de Santa Águeda y, por obra del Señor, su madre quedó curada. Ante este milagro, Eutiquia respetó su deseo de llevar una vida virginal y consagrada a Dios. No obstante, el joven pretendiente se sintió frustrado y su enojo lo llevó a decirle al procónsul Pascasio que Santa Lucía era cristiana, religión que estaba totalmente prohibida en el imperio. La llevaron ante el juez para interrogarla y hacerle adorar dioses paganos, a lo que respondía sin titubear: “Jamás podrán apartarme del amor a mi Señor Jesucristo”. La amenazaron con llevarla a un lugar de prostitución para profanar su cuerpo, pero ella respondió: “Aunque el cuerpo sea irrespetado, el alma no se mancha si no acepta consciente el mal”. Trataron de llevarla a aquel lugar de maldad, pero ella se quedó inmóvil en el sitio donde estaba y entre varios hombres no fueron capaces de moverla de allí. El procónsul ordenó que le atravesaran con una espada la garganta y le sacaran los ojos, lo cual le provocó la muerte. Murió martirizada en Siracusa (Italia) en el año 304. Se le invoca para la ceguera espiritual y física y el mal de garganta.